Felipe Sánchez Reyes
El aciago ambiente de violencia que afronta nuestro país, en el cual predomina como argumento causativo el narcotráfico dejando al margen otros factores socioeconómicos, es también fuente creativa de varios escritores nacionales. Al respecto, el autor diserta, comparte argumentos, pero sobretodo constata la existencia de un género literario que abreva de un fenómeno con múltiples aristas.
La literatura mexicana aborda la problemática que aqueja al país en cada etapa histórica, por tanto la temática varía. En este momento, la generación de los escritores nacidos en la década de los setenta se ha centrado en una vertiente: la narrativa del narco. Esta generación no nace en la ciudad de México, sino en las ciudades del norte: Juan José Rodríguez (Mazatlán, 1970), Yuri Herrera (Actopan, 1970) y Juan Pablo Villalobos (Guadalajara, 1973). Allí viven y respiran esta cruda realidad, con la cual no están de acuerdo porque los daña a ellos y a la población, y hacen sus propuestas. Por ello, en este texto analizaré las obras de dos escritores, pertenecientes a dos generaciones diferentes que abordan su visión de la vida del narco: Gerardo Cornejo (1937) y Yuri Herrera (1970), y me centraré en el enfoque diferente que ambos autores desarrollan.
El sonido armónico nace con el tacto sobre las teclas blancas y negras, se refuerza con los botones de los bajos y se retuerce, como abanico, en las manos y fuelles del acordeón. Siguen su compás el contrabajo, la tarola, el bajo sexto y emerge la voz bravía del cantante de corridos que se expande en la fiesta del encuentro de dos capos en la sierra de Sinaloa. La historia del encuentro termina en corrido, como el que interpretan los cantantes de las novelas de Gerardo Cornejo y de Yuri Herrera.
Los cantantes nos recuerdan al rapsoda griego. Si Homero canta la ira de Aquiles, el guerrero griego contra Troya en el siglo VIII a. C.; Cornejo, el odio de Juan Justino Altata, nativo de la sierra, contra los narcos de Sinaloa en los 80; y Herrera, al Rey narco, contra los conspiradores de los cárteles de Ciudad Juárez en la primera década de este siglo. ¿Qué une a estos tres autores que escriben en diferentes épocas? Pues la violencia que domina a sus protagonistas.
La literatura mexicana, de la década de los 90 a la fecha, refleja sucesos de violencia, y los escritores escriben su testimonio. Antes de Cornejo sólo dos autores habían abordado el tema del narco en la narrativa: Ricardo Elizondo con su novela, Narcedalia Piedrotas, publicada por el sello Leega en junio de 1993; Gonzalo Martré, con su Cadáver errante, por Posada en septiembre de 1993; y Gerardo Cornejo, con Juan Justino Judicial, por Leega en 1996. Por supuesto que estos autores son poco conocidos porque no publican sus obras en grandes editoriales.
Gerardo Cornejo nace en la sierra de Sonora y aborda el inicio del narco en su región; Yuri Herrera nace en la zona semidesértica de Actopan, Hidalgo, habita la frontera norte de México y narra el auge del narco en Ciudad Juárez. No sólo la diferencia generacional de ambos autores es de 33 años, sino también su experiencia de vida, su ideología y enfoque acerca del narcotráfico, temas que abordaré a continuación.
Comenzaré con los resúmenes de ambas novelas para contextualizar al lector. Gerardo Cornejo narra en Juan Justino Judicial la historia de un Edipo de la sierra de Sinaloa que, antes de nacer, ya viene marcado por la maldición hecha a su ancestro Altata, el último de los alzados contra los españoles (Cornejo, 2015, p. 135): “sus hijos nacerán descompletos de su varonía hasta la quinta generación”, serán “chiclanes”. Por ello, Juan Justino Altata, de la quinta estirpe, nace sin un testículo. Cuando llega a su adolescencia, como en todas las poblaciones rurales, intenta penetrar virilmente a una borrega, pero como sus amigos no ataron las patas traseras, ésta lo patea en el único testículo y se lo daña. De allí surge su baja autoestima, el odio y su venganza contra sus tres amigos.
Primero mata a uno, deja su terruño, desciende y trabaja en los campos algodonales, donde lo encarcelan y cooptan los policías judiciales, como “madrina” o guía de la sierra. Él los interna en su región, delata a sus otros dos amigos que siembran mariguana, y así consuma su venganza. Transformado en judicial, cambia su nombre por el de “Rodrigo Rodarte Nomás”, asciende y se convierte en un alto mando judicial, cruel. Adquiere el “alias” de teniente Castro, porque con su navaja castra a sus enemigos cautivos, vengándose por su complejo de semi castrado. Luego se enamora de la prostituta Romelia, se la roba el padrastro, se queda solo, sin amor, y reaparece el malestar de su único genital, con el cual paga sus fechorías a los hombres castrados y mujeres violadas. Finalmente regresa a la sierra con su familia, para buscar la cura al dolor de su testículo, pero se consuma su tragedia y fallece de ese mal.
Si la novela de Cornejo se sitúa en la Sierra de Sinaloa en los 80, la primera novela de Yuri Herrera, Trabajos del reino, se sitúa en la frontera norte del país, a principios del siglo XXI. Lobo, su protagonista, es un cantante trashumante que canta en las cantinas. Un día un cliente briago, asiduo a la cantina el Puerto, lo insulta y no le paga lo justo por sus canciones. Entonces el Rey del narcotráfico mata al cliente, le arrebata la cartera de su pantalón, le paga y lo nombra Artista. Desde ese instante se introduce en la morada del Rey narcotraficante, se queda en la Corte, para componer canciones para él y los suyos, y le canta corridos de narcos en su fiesta.
A partir de ese momento muestra el bajo mundo del Reino del narcotráfico, las intrigas y traiciones en la Corte, las atrocidades de sus guardias y las personas que viven de esa ubre: el periodista y el sacerdote, el gerente y las prostitutas, el gringo y los generales. Es decir, toda la sociedad vive y depende de la economía del narco. Al final, el Rey lo manda a matar porque afirma en un corrido que no puede tener estirpe. El Artista huye, llega al hotel donde está su amante, la Cualquiera, regresa a la cantina el Puerto donde inició la historia, ve la portada del periódico: el Rey del narco aparece capturado en medio de cinco policías judiciales encapuchados. Luego llega el Gerente de la Corte que le ofrece trabajar para el nuevo Rey Heredero del narcotráfico.
Cornejo en su novela aborda la pobreza que enfrentan los indios de la sierra, representados por Juan Justino, porque, confiesa a Vicente Torres Medina (2007, p. 118), “como la mitad de mi sangre es pima, todo lo que tenga que ver con la realidad indígena […] me toca cuerdas interiores”. De igual manera, Yuri Herrera en su novela aborda la pobreza de la población en la urbe, a través del cantante, las prostitutas y la población que acude ante el Rey narco para que los proteja y les resuelva los problemas económicos.
Terminados los resúmenes de ambas novelas, ahora continuaré con su enfoque del narcotráfico. Yuri Herrera, el politólogo, retrata al narcotraficante del nuevo siglo por dentro, a través de un cantante que observa las atrocidades en la Corte, la dependencia económica de la población y la asociación del narco con los altos mandos del ejército y del estado. Muestra cómo el narco ha invadido a la sociedad, cómo su poder tiene redes de complicidad con terratenientes y empresarios, la judicial y el ejército, los políticos y gobernadores, y cómo entre los narcos se delatan, traicionan y asesinan entre ellos por llegar a la cúpula del narcotráfico. También denuncia que los capos del narco controlan a la población infundiéndoles temor: o se alían a ellos, o los matan; y que su economía abarca todos los ámbitos: disqueras y periódicos, judiciales y militares, sacerdotes y gobernadores. Por eso Yuri Herrera afirma en una entrevista con Natalio Blanco (2008), “la realidad es mucho peor de lo que se escribe en la novela, sobre todo porque el poder político y el poder empresarial no muestran claramente otra faceta”.
Mientras que Cornejo, el sociólogo, se centra en los orígenes del narco en Sinaloa, a través de las hazañas de Juan Justino. Éste, como judicial, los combate en la operación Cóndor en Sinaloa, durante los periodos presidenciales de Miguel López Portillo (1976-1982) y de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), etapa en que los narcos mexicanos se alían con los de Colombia. En su novela aparecen indicios de esa época, como éstos (Cornejo, 2015 p. 98): “era el final de época de los reyes de Tamazumaya de la yerba. Ya cuando la operación cóndor había empujado a los más grandes a establecer sus reales más al norte y más cerca de la frontera”.
Acerca de esa etapa, el investigador Luis Astorga (1995, p. 8) afirma, “en enero de 1977 el gobierno federal lanza en el noroeste la ‘Operación Cóndor’: la más gigantesca batida contra el narcotráfico de drogas con la participación de 10, 000 soldados, al mando de la PGR”. También el escritor Gonzalo Martré en su novela, El cadáver errante, confirma que Sinaloa y Badiraguato ocuparon un lugar preponderante en los más altos círculos del mercado internacional de la droga. Y que (Martré, 1993, p. 24-26) “en 1977 aparecen los generales que persiguen a los narcos, destruyen e incineran las matas, cometen infamias contra gente inocente, asuelan a gomeros y peones agrícolas de Badiraguato y Mocorito”.
Así, por un lado, Cornejo critica la miseria en que se hallan sumidos los campesinos de la sierra de Sinaloa –Juan trabaja de jornalero y Romelia, de prostituta-, la falta de apoyos económicos, el desinterés del gobierno estatal y federal por éstos, y la violencia ejercida en contra de ellos. Este escritor justifica a los serranos, porque sólo tienen dos opciones para salir de la pobreza: sembrar marihuana para los narcos o convertirse en judiciales, como Juan Justino. Ellos se ven obligados a luchar y a ser sacrificados en uno u otro bando por una causa que no les corresponde; su delito consiste en ser pobres e integrarse, como narco chico o judicial menor.
Por otro lado, Cornejo ataca a las corporaciones militar y judicial por no respetar los derechos humanos y matar a seres indefensos, también la corrupción de las altas esferas del narco y del gobierno, así como su participación en el negocio de las drogas y sus pingües ganancias que obtienen de los botines capturados al narco. Además denuncia, primero, que ambos mandos ganan con la coca incautada, pues se la reparten entre los jefes. Segundo, que la quema pública de la marihuana siempre ha sido una farsa. Y tercero, que la lucha del gobierno, presionado por los E. U., contra el narco es una farsa que le sirve para deshacerse de la población campesina, pobre, y enriquecer sus bolsillos, tanto en la década de los 80, como ahora.
También Martré en su novela, como Cornejo, enjuicia a los regímenes políticos por ignorar a los sinaloenses y no apoyarlos con créditos. Asevera: “Han sido los sinaloenses de segunda clase, apestados e ignorados por los regímenes; raquíticos créditos para las siembras de temporal; cero dinero para extraer la riqueza forestal y mineral”. Además justifica la decisión de los explotados de enrolarse de delincuentes y se entristece por su destino, matar o morir (Martré, 1993, p. 30-32):
“Por esa razón, infinidad de badiraguatenses se metieron en esas actividades delictuosas tan criticadas por el gobierno y la sociedad. Otros se fueron de braceros a Gringolandia, buscando el sustento para los suyos. […] Los pistoleros de los narcos son, en su mayoría, jóvenes hijos de campesinos miserables. Deslumbrados por la gran cantidad de dinero que les ofrecen y les pagan, matan o se hacen matar, sin piedad.
Cornejo (2003, p. 1), en la presentación de esta novela en Culiacán en el V Congreso Internacional del Corrido, critica la miseria de los habitantes de la sierra de Sinaloa y confiesa: “Se trata de una novela inmersa en el entorno noroestino dominado por la violencia como manera de vida; por la indefensión ciudadana atrapada entre el fuego cruzado de narcos y judiciales; por la prevalencia de la impunidad y por el poder del dinero malhabido. Ante esa situación, ¿con qué responde el escritor? ¿cómo canaliza su indignación y su impotencia? Pues con lo que sabe hacer: con literatura”.
En conclusión, tanto Gerardo Cornejo como Yuri Herrera abordan el narcotráfico desde dos ángulos opuestos: los judiciales y los narcos. Ambos nos muestran una situación de desesperanza, porque la población se halla entre dos fuegos y una sola opción: colaborar o morir. Si Gerardo Cornejo es “hijo de la sierra y un pedazo de tierra que camina”, y protesta porque le sacrifican a sus hijos, Yuri Herrera es un paisaje árido que conversa con el desierto, para desentrañar el poder del narco y los dramas de la población.
Los dos autores comienzan con un cantante de corridos: uno oye las hazañas del “héroe” judicial y el otro exalta al Rey narco. Antes de salir el cantante con su grupo de la fiesta, ve a unos narcos que miran la portada del diario: la foto del narcotraficante rival, rodeado de cinco hombres de negro, armados, encapuchados y en la pared el logo de la PGR. Entra la banda sinaloense con su sonido de abanico, convertido en fuelle de acordeón. Se integra la tuba, la voz del cantante y los otros metales, interpretando El sinaloense. La música entra en los oídos, retumba en el vientre y se expande a los pies y al cuerpo de los asistentes. Todos bailan con su pareja en la fiesta de los capos aliados.
REFERENCIAS
Cornejo Gerardo (2015). Juan Justino Judicial. México: Nautilium-Aldus.
Herrera Yuri (2010). Trabajos del reino. España: Periférica.
Martré Gonzalo (1993). El cadáver errante. México: Posada.
Serrato Córdova, José Eduardo (2012), “Arquetipos de la narco cultura en Trabajos
del reino, de Yuri Herrera”, Rodríguez Lozano, Miguel (2012), Nada es lo que
parece. México: UNAM.
Torres Medina Vicente (2007). Esta narrativa mexicana. México: UAM-Eón.
Astorga, Luis (1995). Arqueología del narcotráfico. Nexos, 1 julio de 1995, en
<II.%20Arqueología%20del%20narcotráfico%20_%20Nexos.html> (13/05/2016).
Cornejo, Gerardo (2003). Resumen de la presentación de la novela Juan Justino
Judicial de Gerardo Cornejo** V Congreso Internacional del Corrido.
Culiacán, Sinaloa. 29 mayo 2003, en
<http://www.colson.edu.mx:8080/portales/docs/Juan%20Justino.pdf> (13/05/2016).
Yuri Herrera en entrevista con Daniel Barrón en Arte Afuera (2012). Rompeviento
- TV. 24/07/12 en <ttps://www.youtube.com/watch?v=ZOCo3Q_s9Qo> (13/05/2016).
“Yuri Herrera entrevistado por Natalio Blanco en CAMBIO 16” (2008), en
<http://editorialperiferica.blogspot.mx/2008/04/yuri-herrera- entrevistado-en-cambio-16.html> (18/05/2016).
Puebla, 1956. Ensayista, narrador y traductor. Licenciado en Letras Clásicas y Maestro en Literatura Iberoamericana (UNAM). Es coordinador de la Colección Bilingüe de Autores Grecolatinos, dirigida al Bachillerato de la UNAM y es profesor-investigador de la UNAM (CCH Azcapotzalco), donde imparte las materias de Griego y Taller de Lectura y Redacción. Su obra incluye: Poesía erótica: Safo, Teócrito y Catulo (UNAM-CCH, 2020), Teócrito: poemas de amor, desamor y otros mitos (UAM-A, 2019), Pétalos en el aula. La docencia, lecto-escritura y argumentación (UNAM-CCH, 2018), Totalmente desnuda. Vida de Nahui Olin (Conaculta-IVEC, 2013). Ha colaborado en las revistas, Tema y Variaciones de Literatura, Texto Crítico, Liminar, La digna Metáfora, CambiaVías, Eutopía y Poiética.