EL PRINCIPE-PRINCESA Y OTROS CUENTOS (7/8)

Luis Ayhllón

Se presenta el séptimo de los ocho relatos escénicos que el autor comparte con los lectores de cambiavías. Esta séptima entrega es la segunda de tres que componen Los Bosques Sagrados.

7. Los Bosques Sagrados II

1

Cierra los ojos, espérame ahí. No hables. No digas nada.

Parece un pájaro gigante…

No digas nada…

No diré nada, pero no tardes.

Cierra los ojos.

Que sí…

¿Quién eres?

La que cuida esta zona del bosque.

¿Y esas alas?

¿Qué?

Nunca había visto una criatura como tú.

¿Adónde vas? ¿Y quién es la que se oculta?

La que se oculta es mi hermana. Una niña encantadora, pero algo miedosa.

¿Le doy miedo?

Algo.

¿Soy fea?

No.

No mientas, hace años que no me veo en ningún reflejo. Hace años que preferí no verme. Mis alas están roídas, ya no sirven, sólo están de adorno. Para volar, requieren compostura. Huelen mal. No creas que no lo sé.

Lo siento.

¿Por qué están aquí?

Sólo venimos de paso.

No se puede pasar por aquí.

¿Por qué?

Porque entonces, tendré que reportarlas, y el verbo es el verbo…

No entiendo…

El verbo es infeccioso y los murmullos crecen. Por lo general, las criaturas mueren de aburrimiento. Cualquier novedad los espabila y las palabras se vuelven lanzas letales. Sucede cuando sucede. 

Ah…

Y corren peligro. Una vez que se despiertan las bestias, la muerte es sólo un trámite.

Ah…

¿Entonces?

Si nos desviamos, podemos perdernos.

Pues, ya lo saben.

Existe el libre albedrío, y se supone que podrías ejercerlo, ¿no crees?

No sé que sea eso.

Es tu elección. Tú decides si das parte o no a las demás criaturas del bosque. A lo mejor podrías ayudarnos y callar.

Es interesante lo que dices. Nunca antes lo había considerado. Está bueno eso del libre…

Albedrío.

Pero, eso no es posible.

¿Por qué?

Porque no podría dormir sabiendo que callé. No guardo secretos. Es mi naturaleza.

¿Tú naturaleza es ser una chismosa?

Sí.

¿Por qué?

Haces preguntas extrañas.

No existe lo que llamas “naturaleza”.

¿Por qué dices eso?

El bufón decía que yo era una puta por naturaleza… Y sólo me daban ganas de vomitar y pasarle una daga por el cuello.

No entiendo.

No existe la naturaleza.

Sí.

¿No te sientes mal?

¿Por qué?

¿Por ser un ser tan despreciable?

¿Por qué piensas eso?

Pues, como todo en el bosque, pareces estar en decadencia. Quizás, en algún momento fuiste muy bella y como es obvio, pues ya no. Quizás, antes, el bosque no era tan sombrío y todos vivían en armonía, retozaban desnudos en la maleza y bailaban canciones paganas. No sé en qué momento, rastrera criaturita de los bosques, te tornaste en este ser… Parece que te diste un baño en una ciénaga llena de mierda.

¿Y esos sonidos qué son?

Estoy llorando, deberías saberlo.

Es que son muy raros esos sonidos. ¿Y por qué lloras?

Porque eres cruel.

No quise decir eso.

Ya lo dijiste. No digas “no quise decir eso”. Si lo dijiste es porque querías decirlo.

Sólo quiero cuidar de mi hermana, eso es todo.

Está bien, pasen.

¿Qué?

Pasen, rápido.

Perdona…

Está bien… sólo pasen y ya… déjenme sola…

2

A veces me das miedo.

¿Por qué?

Le hablaste re gacho.

¿Y qué querías?

Se te encendió la lengua.

¿Y qué querías?

No, nada…

¿Y crees que se quede callada?

Más le vale.

¿Y qué vamos a hacer si no?

No lo sé. Por lo mientras, sigamos nuestro camino.

¿Viste como le salía pus de las orejas?

Te dije que cerraras los ojos.

Perdona, no pude estar con los ojos cerrados.

Tienes que hacerme caso en todo.

Es que creí que te iba a comer.

Está bien.

Necesito pedirte algo.

Sí, por favor, pide. ¿Es un juego o algo así?

No es un juego.

Está bien, ¿qué es lo que quieres?

Mira, la cosa se puede poner más fea; si de pronto nos rodean, necesito que actúes rápido.

Si nos rodean, ¿quiénes?

No lo sé. Pero pueden ser cualquiera.

Sí, ¿qué quieres que haga? 

Que localices un buen escondite o que simplemente corras.

¿Quieres que corra?

Sí.

¿Por qué?

Para que te salves.

No.

Sólo debes hacerme caso.

Yo no soy una puta cobarde.

No digas puta.

No te voy a dejar sola.

Me tienes que dejar sola, porque si no, no habrá manera de que llegues al lago y te morirás sin haber vivido cosas bonitas.

¿Y tú, ya viviste cosas bonitas?

Pues no, pero alguna de los dos debe sacrificarse.

Creo que eres exagerada.

No minimices nuestra situación. No podríamos estar peor. Así que no me vengas…

Yo conocí a la leprosa…

Ajá, ¿y qué tiene que ver?

¿Me vas a dejar hablar?

Habla, pues.

Alguien la abandonó durante una noche en la plaza.

Ajá.

Y los niños la vimos, y ella nos mostró su dentadura negra y su rostro lleno de bolas asquerosas.

Todos nos espantamos y fuimos, como alma que lleva el diablo, a decir que había una bruja en la plaza.

No tardaron en quemarla en una pira.

Ella sólo se reía.

Pero después me enteré que no era una bruja, sino una triste leprosa.

¿Y qué tiene que ver la leprosa con todo esto?

Podemos hacernos pasar por unas leprosas. Nos embarramos de mierda y de lodo y a ver quién se nos acerca.

Creo que eres una chingona.

Gracias.

Manos a la obra.

3

¡Quién vive!

Déjame hablar a mí.

Sí.

Cierra la boca.

Sí.

¡Quién vive!

No se ve nadie.

Que cierres la boca.

Sí, ya me callo.

¡Somos dos pobres leprosas desamparadas que buscamos un buen refugio sin perturbar la tranquilidad del bosque!

No veo quién es.

Que te calles.

¡Leprosas! ¡Guácala!

¡Sólo caminamos en medio del bosque!

¡Qué asco!

¡Sí, ya nos expresó su repugnancia!

¡Asco!

¡Qué le vamos a hacer! ¡Bueno, con su permiso!

¡No pueden pasar sin un permiso!

¡Por qué!

¡Porque no queremos extrañas aquí!

¡Como le dije, sólo vamos de paso! Tú, sólo sigue caminando.

¡Alto!

¡Muéstrate!

¡Ya!

¡No te vemos!

¡Aquí estoy!

¡Es cierto! ¡Pero si eres un tierno y blanco conejito!

Pareces un algodón.

Lo sé. Pero sus lisonjas no son suficientes.

Lisonjas. Qué conejito tan culto. Qué lenguaje tan refinado.

No sigan con esa estrategia. Soy un conejo muy listo.

Está bien, conejo.

No pueden pasar.

Ya lo dijiste.

Bueno, pues, para pasar por esta zona del bosque, es necesario consultarlo con el concejo. No tardaremos. Síganme.

No podemos seguirte.

¿Por qué?

¿Qué concejo?

Hay un representante de cada grupo que habita los bosques.

No.

No hay otro camino. Si quieren continuar, es menester que me sigan.

No. No vamos a seguir a un desconocido. 

Son las reglas.

Al diablo con las reglas, además, ¿por qué un concejo distinguido va a querer estar ante unas leprosas indefensas?

Dejémonos de patrañas, yo las vi untarse el cuerpo de lodo y eses de animales.

Así que síganme.

Está bien, eso haremos.

Gracias.

Pero antes, debo pedirte algo.

Dime.

Ha habido algunos espejismos en el bosque. Hemos hablado con criaturas de otros tiempos o de otros sueños… y a veces no han resultado reales… sólo ecos insistentes que se aferran a las cosas…

Al grano, por favor.

Necesitamos estar seguras de que existes. Sólo déjame tocarte.

¿Con tu mano hedionda llena de eses de animales?

Sí. Sólo un poco, y después de eso, podemos hacer lo que quieras.

Bueno, supongo que es un trato justo.

4

Ya estaba harta de pan y queso. Este conejo a la leña sabe delicioso.

Esta noche dormiremos como bebés.

Sí, ¿de qué te ríes?

De sus ojos cuando lo degollaste; como que le saltaron, y la expresión de su rostro era como si dijera: “Ah, caray. Esto no me lo esperaba.”

Qué risa.

Leonor y Desislava también se divierten.

Fin de la segunda parte

cambiavias 8