Rafael Cadenas y las letras Venezolanas

Leandro Arellano

                                  A Gabriela Gil

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Rafael Cadenas poeta, ensayista, catedrático… Un hilo invisible va desde él, en el presente, hasta un pretérito no lejano. Invitado por las autoridades culturales del país, Hugo Gutiérrez Vega viajó a Caracas al mediar junio de 2015, para participar en el 12º Festival Internacional de Poesía. Su intervención en el recital poético constituyó la principal de sus presentaciones. En la Feria Internacional del Libro de Venezuela tuvo una más, para presentar una antología de su poesía, publicada por la Editorial Monte Ávila.

Una tercera presentación consistió en un conversatorio independiente, desligado del oficialismo. Fue organizada por la librera, editora y propietaria -así como amiga de la Embajada de México- de la reconocida Librería El Buscón, Katyna Henríquez. El acto tuvo lugar en la hermosa Librería, ubicada en el Trasnocho cultural, un espacio privilegiado del barrio de Las Mercedes.

La afición de Katyna por los libros y sus contornos nos recordaba al singular amigo Enrique Castilla, el gran rejoneador de la Antigua Librería Madero en la Ciudad de México. Magno reconocimiento tenía -confiamos que continúe- la actividad cultural desplegada por Katyna en ese espacio.

Aquella tarde la anfitriona sorprendió a los asistentes con la presencia de un invitado especial:  Rafael Cadenas. Así conocimos personalmente al poeta, bien que la lectura de su obra la habíamos iniciado ya con sus “Poemas selectos”, una rica antología de los poemas de Cadenas impresa en 2009, así como de un librito de ensayos muy revelador, titulado “En torno al lenguaje”, editado por la Universidad Central de Venezuela, en 1985.

No es común que ocurra en literatura y más bien parece extraño, pero al conocerlo personalmente nos confirmó que su poesía responde muy de cerca a su temperamento, al carácter sencillo y tímido del poeta venezolano. La sensación de tranquilidad, de sosiego, los largos silencios de sus poemas responden a un modo de ser, revelan con nitidez su carácter.  

Al parecer esta percepción quedó evidenciada en días recientes, con motivo de la entrega al poeta sudamericano del Premio Cervantes 2022.

Rafael Cadenas era ampliamente conocido en Venezuela, pero es ahora cuando su nombre ha rebasado con ventaja las fronteras de su país. El Premio ha abierto las puertas a una nueva etapa, para él y para las letras de su país. La prensa mundial, los medios de comunicación -especialmente los del mundo de habla hispana- se ocuparon holgadamente de la ceremonia de premiación y de la biografía del poeta.

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Es mediante la literatura como se recobra el pasado, sólo ella dota de permanencia a la memoria. Rafael Arráiz Luca -poeta, crítico literario y uno de los más dedicados escritores a sistematizar la historia de la literatura de su país- señala en su libro la Literatura venezolana del siglo XX que: Las aproximaciones a la literatura venezolana con un propósito totalizante no abundan; y anota enseguida los títulos de varios estudios, trabajos, intentos y acercamientos parciales.

Sigue en pie, pues, el levantamiento de un inventario general y ordenado del vasto y rico material literario del país, una historia de la literatura venezolana, en suma.

Esa carencia no impidió establecer que Rafael Cadenas -Barquisimeto, 1930- estuvo en el exilio varios años bajo la dictadura de Pérez Jiménez, en la isla de Trinidad, por su militancia partidista en la oposición.

Cadenas formó parte del Grupo la Tabla Redonda, con los poetas Jesús Sanoja, Arnaldo Acosta, Oswaldo Barreto, Samuel Villegas y otros escritores y artistas plásticos.

Su bibliografía es amplia, reúne alrededor de treinta poemarios, así como una docena de libros de estudios, artículos y ensayos. En 2009 el Fondo de Cultura Económica publicó su Obra entera. Poesía y prosa (1958-198). Ha recibido varios premios, entre los que destacan: el Premio Nacional de Literatura de su país en 1986; el Premio Fil de Guadalajara, México, en 2009; y el que celebramos ahora, el Premio Cervantes 2022.

En la ceremonia de premiación, el Rey Felipe y el Ministro de Cultura de España señalaron y resaltaron las cualidades y los motivos por los que Rafael Cadenas se hizo acreedor al Premio. El poeta, por su parte, reveló lo que en conjunto podríamos llamar su credo poético, tan ligado a su carácter personal, e incurrió en otros sectores menos literarios.

Cadenas hizo un emotivo reconocimiento al honor concedido en primer lugar. Luego levantó el señalamiento de una falla grande de los hispanoamericanos: el énfasis. Se pronunció contra la paradoja de que entre las naciones más civilizadas se encuentran las mayores fabricantes de armas y previno del riesgo de los nacionalismos, las ideologías y los credos. Opositor emblemático al chavismo, encomió las virtudes de la democracia.

Y se refirió a un filón de su obra que pocos observadores han advertido: su afición al misticismo.

Tuvo una acogida cálida de parte de los Reyes y del Gobierno de España y las instituciones premiantes, pero algunos comentaristas, prensa al fin, destacaron el desparpajo de su vestimenta.

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La poesía de Cadenas es hondamente lírica, pero es igualmente contenida. Su emoción, su intimidad, su pensamiento se expresan con plenitud y sonoridad, pero el poeta no rebasa los límites de la proporción y de la mesura:

Disyuntiva

Yo quería escribir

un poema,

luego tuve la intención

de no tener intención

y el poema se quedó allí

detenido,

atrapado,

carbonizado entre la chispa

de las dos intenciones

y aquí

lo dejo.

En Memorial, el poeta funde forma y fondo para expresar lo que quiere decir y lo hace con profunda convicción, pero sin desviarse del tono reposado que lo define:

El honor de hablarte

es más de lo que me corresponde

en buena ley.

Los repartos están hechos.

Me toca un poco solamente

de la embriaguez espléndida;

lo otro,

lo que ya no es para mí,

no lo puedo imaginar…

Con ser su mundo el mundo de las ideas, no se mueve ciegamente en una atmósfera libresca.  Desde temprano en su obra acotó su territorio, en el que muchos consideran su poema más logrado: Derrota

…he percibido por relámpagos mi falsedad y no he

podido derribarme, barrer todo y crear de mi

indolencia, mi flotación, mi extravío una frescura

nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la    mano…

Desde su juventud Cadenas ofrece un ejemplo de entrega a su vocación. Si bien su obra es sobre todo poética, sus libros de ensayos representan una vertiente tan rica como aquélla. En sus ensayos el escritor medita sobre asuntos cercanos al hombre, señaladamente sobre la lengua y el lenguaje.

En torno al lenguaje, contiene algunos de los más logrados ensayos. La lengua es como el armazón de toda cultura, escribe en La quiebra del lenguaje. Luego asegura, iluminado por Karl Kraus, que defender nuestra lengua es defender nuestro espíritu.

En el ensayo Lenguaje y literatura plantea si la sociedad moderna -el ensayo fue escrito en 1985- debe preparase para una larga oscuridad, una oscuridad estridente, además. La respuesta del poeta bien puede ser la esencia de su vida, de su arte y mostrar la lucidez y modestia de su personalidad:

  No es el silencio lo que nos quieren trocar por la palabra, sino el ruido. Tendremos que asumir nuestro sino; nuestro vivir al margen.

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El hecho de ser el primer venezolano que recibe el Cervantes revela la madurez alcanzada por la literatura nacional venezolana. Este reconocimiento no implica la inexistencia en el pasado de escritores con sobrados merecimientos personales que pudieron haberlo recibido (Eugenio Montejo y Adriano González León, por ejemplo, para no remontarnos más atrás).

Es enorme la eclosión de la literatura venezolana de unos años a la fecha. No caben en este espacio ni es la intención, señalar un número de poetas, sin dejar fuera a un volumen mayor. Con todo evoco los nombres de Edda Armas, Harry Almela y Antonio Trujillo, poetas consumados los tres. Pero, insistimos, forman multitud los que no se mencionan aquí.

Ocurre lo mismo en la narrativa, trátese de novela o relato. Recordamos a tres novelistas con una obra sólida: Antonio López Ortega, Francisco Suniaga y Carlos Noguera (qepd), además de dos cuya obra ha rebasado ya las fronteras de su país: Ibsen Martínez y Alberto Barrera Tyszka.

Una referencia especial amerita acaso, por su carácter y volumen, la novela policial que se escribe en Venezuela. Dos grandes autores del género son Marcos Tarre Briceño y Eloy Yagüe, bien que Ediciones B, en su Colección Vértigo – novela negra, viene dando a conocer una serie de autores jóvenes y osados. 

El relato venezolano cuenta con un narrador de primera línea en Ednodio Quintero, cuyos pasos seguirán una multitud de jóvenes autores como Ignacio Yepes Beltrán y otros. El microrrelato, la minificción la recopila y organiza con fervor Violeta Rojo, en tanto que el ensayo bien podría considerarse el género más cultivado.

El volumen de literatura excelente que Venezuela posee en la actualidad es vasto. Si es nuestra intención la que dispone realmente el porvenir, no es difícil prever la evolución que alcanzará esa vastedad.  

             San Miguel de Allende, mayo 2, de 2023