Abdul Rahman Munif, un autor reivindicado

Guillermo Gutiérrez Nieto

El pasado 29 de mayo, Doodle, la herramienta que permite cambios en el logotipo de Google para conmemorar festividades, aniversarios y las vidas de celebridades, le dedicó uno a Abdul Rahman Munif (también conocido como Abd Al-Rahman Mounif) con motivo de su onomástico 90. Este escritor, de padre saudita y madre iraquí, nació en Aman, Jordania, en 1933 y murió en 2004 en Damasco, Siria. Esta multiplicidad de naciones que lo forjaron, a la que se sumó una estancia prolongada en Francia, le permitieron desarrollar uno de los rasgos por los que es referenciado en la literatura árabe: su crítica mirada a las realidades sociales, políticas y económicas de la sociedad árabe moderna.

Aunque su formación profesional es en la economía de los hidrocarburos y comenzó a escribir tardíamente (después de los 40 años), su singular estilo narrativo y su posicionamiento respecto a fenómenos en la historia reciente del Medio Oriente, lo convirtieron en un personaje cimero en el cosmos literario de esta parte del mundo. 

 A través de sus obras es posible confirmar la evolución de la mayor parte de los Estados árabes con recursos petroleros. La mayoría de ellos salieron de la órbita de influencia del imperio otomano para ingresar a una nueva situación de dominio proveniente Estados Unidos, Reino Unido y, en menor medida, Francia después de la primera conflagración mundial.  Desde entonces y hasta mediados del siglo pasado, lo que se observó fue el descubrimiento de grandes yacimientos de hidrocarburos y concesiones otorgadas a las empresas petroleras de esas naciones, aspecto de gran trascendencia tanto en el desarrollo económico como en secuelas sociales y políticas de esos Estados que siguen vigentes hasta ahora.

Es precisamente a partir de los años cincuenta del siglo veinte que Munif emerge como escritor, aunque primero abrevó otros saberes. En 1952 salió de Jordania y fue a estudiar Derecho a Bagdad, Irak, donde la efervescencia política era intensa; ahí se afilió al Partido Baaz Árabe Socialista y se convirtió en uno de sus cuadros más notables. Su nacionalidad saudita, trasmitida por su padre, le otorgaba cierto halo panárabe al partido de reciente fecundación y en el cual se posicionó en cargos de responsabilidad. Este activismo le generó problemas con el gobierno iraquí en funciones y fue deportado; se dirigió a El Cairo, Egipto, donde concluyó sus estudios de Leyes. En 1958 obtuvo una beca del partido Baaz para estudiar en la universidad de Belgrado, Yugoslavia, país donde permaneció hasta 1961, obteniendo un doctorado en economía del petróleo.

Como el fervor nacionalista en la región y el surgimiento de empresas estatales que administrarían las riquezas petroleras se volvió un rasgo en la región, Munif desarrolló trabajó político en Beirut, Líbano, para el partido que lo había becado y cuando triunfó en Siria en 1963, se dirigió a ese país para trabajar en el Ministerio del Petróleo hasta 1973. No obstante, después de observar los excesos de ese partido en Iraq y al diferir de algunos de sus postulados, renunció al mismo en 1965, aunque siempre manifestó que seguiría fiel a la transformación revolucionaria del mundo árabe. Este período marco el fin de su escritura en el ámbito de su profesión; en 1972 su libro sobre el futuro de la industria petrolera fue publicado en el Líbano, y varias décadas después fue reeditado en otros países árabes. Comenzó entonces su inmersión en la creatividad literaria.

Su primera novela fue “Trees and the Assassination of Marzuq” (1973). A través de dos extranjeros que se conocen en un tren, Munif despliega su conocimiento de las circunstancias sociopolíticas vigentes en ese entonces en algunos países del Medio Oriente (en Siria la pugna entre facciones del partido Baaz; en Jordania enfrentamientos entre fuerzas armadas nacionales y palestinos o en Egipto Nasser y su influencia en diversos conflictos próximos) y arma su trama en un país árabe innombrable con personajes que expresan tanto sus posturas políticas como las condiciones sociales que los forjaron para afrontar su cotidianidad. Esta dualidad será característica predominante en algunas de sus obras subsecuentes.

Coincidiendo con su salida de Damasco y su desenvolvimiento como periodista en Líbano escribe “East of the Mediterranean”, que aguardó por 3 años para publicar. El tema era polémico para aquellos años: tortura política y encarcelamiento de disidentes, género del cual se puede considerar pionero y que después se convirtió en un referente en la literatura árabe. Nuevamente, sin mencionar un país en particular, evidencía las condiciones que afrontan los detractores a los regímenes en la región, pero lo hace sobreponiendo las creencias de las víctimas a sus condiciones: “necesitas preservar tu ira y contraatacar. Si sucumbes al dolor y al remordimiento, serás derrotado como hombre y acabado como causa”, eso señala uno de sus personajes en esta obra.

Otra obra de este mismo período es “A Magian Love Story”, considerada singular en su repertorio por tratarse de los escarceos de un nacional árabe con mujeres europeas, situación que en opinión de los críticos es un reflejo de la perenne fascinación que se tiene en la región por Occidente y la imposibilidad de compenetrarse.

Es a partir de 1973, coincidiendo con la mayor crisis petrolera mundial, cuando Munif comienza a ser un referente fundamental en las letras árabes. Al margen de su éxito creativo, un acontecimiento que influyó en su despliegue como un autor de alcance internacional fue la inhabilitación de su nacionalidad saudita, aspecto que reforzó su sentido de identidad árabe. En esta acción, aparentemente motivado por la critica al grupo gobernante de ese pais, también estaba implícita una disyuntiva de su literatura: continuar apegado a elementos realistas, matizados con escenarios y lugares no explícitos, o explorar nuevas formas de expresión, como lo comenzaron a hacer sus coterráneos árabes.

En ese trance, Munif regresó a Iraq en 1975, esta vez para trabajar en la Oficina de Asuntos Económicos del Consejo del Comando Revolucionario de ese país hasta 1981. Volvió a vincularse con la versión del partido Bazz en ese país, donde se convirtió en miembro de la confederación internacional panárabe de ese partido. Fue también editor de un boletín especializado (Oil and Development) que se volvió fuente de referencia en la región y concluyó un segundo libro sobre su formación profesional (The Nationalization of Arab Oil).

Consciente de su inicio tardío en la literatura, Munif escribió 3 novelas durante su estancia en Iraq, a la par de sus deberes laborales. En 1976, publicó “When We abandoned the Bridge”m en la cual exploró el monólogo como recurso. Adicionalmente narra las dificultades de sobrevivencia humana en ambientes agrestes y con recursos naturales limitados, pero sobre todo la imposibilidad de un hombre para afrontar su presente confiando sólo en su memoria. A esta obra le siguió “Endings” (1977), que puede ser considerada una continuidad ya que nuevamente recurre a solo un personaje y un perro, aunque esta vez se concentra en el desierto y destaca la concepción de los beduinos respecto a la naturaleza, sustentada en un respeto irresoluto y una utilización que considera sus ciclos de renovación.

Continuando con nuevas variantes narrativas -en “Endings” le da voz a las comunidades y rescata fábulas tradicionales- en 1979 aparece “Long Distance Race”, que será el preámbulo a su obra mayor (“Cities of Salt”) y en la cual describe el arribo de las grandes empresas americanas y británicas de petróleo a Irán durante el gobierno de Mohammad Mossadegh.  Sin duda es una obra que proyecta su conocimiento del modus operandi de las empresas petroleras y de sus repercusiones en los contextos políticos y socioeconómico donde se desenvuelven. Aunque Munif describe el caso Irán, en realidad la situación es próxima a lo que ocurrió en los países del golfo pérsico.

Reconocer la influencia de otros autores en su creatividad fue un rasgo de Munif. Así, se sintió próximo a Naguib Mahfouz en su forma de componer historias y en 1982 creó una obra conjunta con el palestino Jabra Ibrahim Jabra. “A world without Maps” sucede en una ciudad sumergida en la oscuridad y el caos. Su estilo no tiene parangón con ninguna obra previa de Munif y, aunque simular por sus características físicas con Bagdad, lo que sus autores desarrollaron a través de un personaje que escribe una novela es la idea de un útero que, a pesar de sus vicisitudes, garantiza protección a todos sus habitantes. Una de las consecuencias de este trabajo conjunto es que Jabra lo convenció de dedicarse a plenitud a la literatura y le recomendó emigrar a otro país, por lo cual París fue la siguiente escala de Munif.

El quinteto “Cities of Salt” fue concebida y elaborada en esa ciudad. Se trata de una de las obras fundamentales del autor árabe que le llevó siete años escribir. Aunque originalmente la pensó desarrollar como trilogía, al final escribió cinco piezas, que en conjunto suman más de 2 mil quinientas páginas, convirtiéndose en la obra más extensa de la literatura árabe moderna. Se trata de una historia que describe la transformación social que provocó el descubrimiento del petróleo en las comunidades del desierto. Por un lado, convirtiéndolas en grupos explotados y oprimidos en las ciudades urbanas que emergieron, y, por otro, generando rivalidades entre las comunidades tribales que pasaron a ser parte de los estados policiacos centralizados que surgieron paulatinamente en la región. En términos generales, las cinco piezas podrían leerse como descripciones de las irracionalidades que conllevó la imposición de una modernidad en los estilos de vida y la devastación de las costumbres y creencias tradicionales. En esta tendencia, la emergencia colateral de tiranías, corrupción y destrucción de los valores humanos fundamentales, fueron consecuencias inevitables.

Esta ocasión la referencia a Arabia Saudita, desde su fundación con grupos tribales en distintas áreas de desierto hasta la creación de sus cimientos como Estado moderno, no tiene prurito.  Aunque cada una de las cinco obras está compuesta de forma libre en estructura y cronología, en ellas la referencia a la Casa Saud, dinastía de la familia real de Arabia Saudita, es constante. Aunque sigue existiendo un dilema respecto al equilibrio entre historia y ficción, lo cierto es que ”Cities of Salt”, nombre del primer volumen, pero que es por el cual se conoce la saga de los cinco volúmenes, alude a Entidades fincadas en pilares de artificio que están destinados a una ulterior disolución. Así, el primer volumen (“The wilderness”) menciona hechos verídicos ocurridos entre 1933 y 1953; el segundo (“The Trench”) vincula hechos históricos acaecidos entre 1953 y 1958 y los interrelaciona con aspectos religiosos de diversa naturaleza.

Lo que originalmente sería el tercer volumen, decidió al final convertirlo en tres partes (todas publicadas en 1989). En “Variations on Day and Night” hace una regresión histórica que va de 1891 a 1930 que refleja en un estilo de crónica medieval; “The Uprooted” retoma la secuencia cronológica previa y transcurre entre 1964 y 1969 a través de un estilo de novela psicológica que críticos asocian con Chejov; la última parte, “The Desert of Darkness”,  la escribe con una bifurcación de tiempo que divide entre 1920-1935 y 1964-1975, tal vez con la idea de conectar episodios trascendentes con la historia de Arabia Saudita: su fundación como reino (1933) y su creación como Estado moderno (1953).

Después de esta obra monumental, escribe en 1991 una novela corta que retoma elementos de sus primeras creaciones. “East of the Mediterranean Again”, la ambienta en un hospital en Praga y recurre a sus pacientes para disertar sobre un aspecto que siempre llamó su atención: los presos políticos, su inserción en la sociedad después de ser encarcelados a recluidos en hospitales.

La escritura de esa obra coincidió con su estancia parisina y después de terminarla regresa a vivir a Damasco. Su traslado a lo que sería su última escala de vida va a la par de un reconocimiento como un autor árabe prolífico que además de literatura escribe ensayos políticos, género que cultivó prolíficamente hasta su muerte. Aquí escribe su última obra, la trilogía “The Dark Land” (1999), que es considerada como un tributo a su madre y hace honor al apelativo que a ese país le dieron sus conquistadores debido a sus noches a la sombra de los tupidos palmerales o por el contraste que vieron entre su exuberante fertilidad y el acre desierto del que provenían.

Lo cierto es que en su escritura influyó el momento político por el que atravesaba ese país, gobernado por más de dos décadas por Saddam Hussein y convulsionado por las sanciones impuestas por países y organismos internacionales. No logró el impacto de “Cities of Salt” y algunos críticos no la consideran propiamente una trilogía ya que cronológicamente es lineal y comprende un período breve de la historia de ese país (1817-1821), su universo está circunscrito a 3 ciudades iraquíes, y en su estilo predomina lo histórico sobre la ficción.

Quizás esos cuestionamientos fueron los que motivaron, años después, su obra póstuma, paradójicamente no literaria sino política. Un estudio sobre Iraq desde la ocupación británica de 1917 hasta la ocupación de las fuerzas americanas y británicas en 2003. Con “Notes of History and Resistance”, Munif validó su postura característica de denuncia de acontecimientos políticos de trascendencia local, pero de resonancia internacional. Así antes de su publicación él había declarado que lo que ocurría en Irak podría mover a incluso a un corazón de piedra, que los niveles de injusticia y crueldad de ese país evidenciaban una etapa oscura que había que denunciar y combatir.

Esta postura, aunque matizada en sus obras literarias, es evidente a través de sus personajes que denuncian o afrontan injusticias motivadas por las transformaciones políticas y socioeconómicas en los países que habitan. Pobreza, privación de garantías individuales, opresión política, corrupción y privación de la Justicia, figuran tanto en sus historias como en las realidades de la mayoría de los países del Medio Oriente.

Aunque algunos autores consideran que el posicionamiento respecto a la realidad circundante puede limitar o condicionar la libertad creativa, Abdul Rahman Munif señaló en diversas ocasiones que la misión de la literatura es aumentar la conciencia y la receptividad para generar un renacimiento o un avivamiento, personal o colectivo, hacia un estado de bienestar equitativo en todas sus manifestaciones.