“El imperio perdido”: nueva incursión desde el presente

Héctor Orestes Aguilar

La nueva edición de El imperio perdido, el mejor y más leído de los libros del escritor y diplomático mexicano José María Pérez Gay (1943-2013), es uno de los grandes acontecimientos para la cultura mexicana en 2023. Publicado en la Serie Popular del Fondo de Cultura Económica en el décimo aniversario luctuoso de su autor, su reaparición en librerías no sólo era necesaria como homenaje a una muy destacada trayectoria, o como rescate de una obra crucial para las letras y el pensamiento de nuestro país, sino que se antojaba contar con este libro en un momento en que vuelve a cobrar muy singular pertinencia para las nuevas generaciones de lectoras y lectores en español.

José María Pérez Gay, quien en el Servicio Exterior Mexicano sirvió como agregado cultural en nuestras Embajadas en Bonn y en París, llegando a ser Embajador ante Portugal entre 2001 y 2003, vivió prácticamente quince años en Alemania, a partir de 1964, cuando llegó –gracias al apoyo de la Fundación Alexander von Humboldt— a estudiar el doctorado directo en la Universidad Libre de Berlín (FU, por sus siglas en alemán). No obstante que aquel programa para becarios latinoamericanos desapareció poco después, Pérez Gay pudo integrarse a un plan de estudios que implicaba el aprendizaje del alemán, pasando ocho meses en tres diferentes Institutos Goethe para luego estudiar filosofía y sociología durante cinco años.

José María, quien ignoraba todo acerca de Alemania en aquella época, se vio obligado a dar un salto descomunal en su vida para integrarse a un medio académico del cual carecía de referencias por completo. Para empezar, era el único mexicano en la FU.

Su exclusivo interlocutor connacional de aquellos días era Enrique Semo, quien estudiaba en la Universidad Humboldt de Berlín Oriental, y con quien se encontraba, durante los duros meses de la revuelta estudiantil mexicana de 1968, en un café cercano a la estación Friedrichstrasse del metro berlinés.

Durante sus estudios, fue muy complejo para Pérez Gay internarse en las densidades de la lengua y el pensamiento alemanes, pero su prodigiosa memoria y su implacable voluntad lo llevaron a familiarizarse muy rápidamente con su cultura de acogida. Uno de sus profesores de aquellos años, a quien conocí a principio de los años 90 bajo el nombre de Dieter Tost, relataba que, durante las cursos avanzados de lengua y redacción, cuando le tocaba intervenir en el momento de ser interrogado, Pérez Gay, en vez de responder directamente o al menos rodear la pregunta, se soltaba recitando larguísimos poemas de grandes clásicos alemanes como Heinrich Heine,  con una dicción, un ritmo y una prosodia asombrosamente perfectas, incluso para un germanoparlante: pasmaba a todos los presentes. [Esa anécdota, viniendo de alguien como Dieter Tost, aka Dieter Mayer, enlace de la CIA con las agrupaciones estudiantiles de derecha en la FU, según averigüé después, tiene un grado de verosimilitud altamente probable.]

El imperio perdido apareció por primera ocasión en 1991, en las ediciones Cal y Arena, pero su plan original surgió durante el curso “Literatura y sociedad en Austria (1880-1938)” que el ya para entonces Dr. Pérez Gay sostuvo entre 1982 y 1983 en la división de estudios de posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. En muy poco tiempo agotó su edición príncipe y se reimprimió más de una docena de veces. Provocó una recepción crítica pocas veces vista en aquellos años, sobre todo para una reunión de biografías escritas con gran aliento narrativo y profundo sentido ensayístico. Al presentarnos muy vívidamente las semblanzas intelectuales de Hermann Broch, Robert Musil, Karl Kraus, Joseph Roth y Elias Canetti, Pérez Gay compuso el mosaico fascinante y conmovedor de toda una época, marcada por el trágico fin del imperio austrohúngaro, la hecatombe de la Gran Guerra y el surgimiento y entronización posterior del nacionalsocialismo en Europa central.

Las pulsiones que llevaron a Pérez Gay a emprender una empresa tan demandante como la que se impuso fueron de muy diverso orden. En principio, sus lecturas de Walter Benjamin fueron acercándolo al entorno vienés, en especial a Kraus y a Roth. Ya para principios de los años 80, nuestro erudito mexicano se había convertido en un muy agudo y experto traductor de ambos. Del primero, vertió al español docenas de aforismos que hacía publicar, aún viviendo en Alemania, en el suplemento La cultura en México, de la revista Siempre! Del segundo, Cal y Arena publicó su versión de la gran novela Job, a la que José María añadió un prólogo magistral.

Además de convertirse en experto traductor de los vieneses, el Dr. Pérez Gay fue adentrándose en el complejo tejido histórico de las escuelas austriacas que marcaron definitivamente un cambio de época. La conversación y el consejo del Embajador veracruzano Manuel Cabrera Maciá (1913-1997), filósofo especializado en fenomenología y metafísica, fue crucial para ello. Recordaba Pérez Gay: “Cabrera Maciá fue siempre un diplomático ejemplar, dueño de una elegancia muy mexicana y de una persuasiva capacidad de negociación […] no olvido ni puedo olvidar su curso sobre José María Luis Mora y Lucas Alamán en la Universidad de Heidelberg, ni el seminario sobre la historia del arte mexicano en el Instituto de Investigaciones Estéticas de Hamburgo, ni su conferencia ante los juristas de Marburgo sobre el juicio de amparo y el derecho de asilo en México; su voluntad de demostrar a los austriacos y los alemanes que los mexicanos no éramos una turba ciega hundida sin remedio en el mal y la miseria, ni un conjunto de subhombres sin lugar en la historia triunfal de Occidente […] Debo a Manuel Cabrera, entre otras muchas cosas, la pasión por la Viena del 1900, la intuición de que Viena era nuestro futuro anterior, porque casi toda la cultura de nuestro siglo estaba presente en la capital del Danubio.”

Cabe concluir que esta reedición de El Imperio perdido honra así, indirectamente, a ese otro gran diplomático y eminente pensador mexicano que fue Don Manuel Cabrera Maciá, a quien se le debe un justo reconocimiento desde la diplomacia cultural mexicana.

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José María Pérez Gay, El imperio perdido, México, Fondo de Cultura Económica, Serie Popular, 2023, 439 páginas con ilustraciones.