J.M. Pérez Gay: un homenaje al intelectual y diplomático

Zirahuén Villamar

“— Nada es más importante que regresar a Alemania.
No debes perder el paso, acuérdate:
la imaginación es memoria arrebatada;
 la amnesia un sordo huracán de sombras”
J.M. Pérez Gay, Tu nombre en el silencio

El 14 de julio de 2023, a 10 años y 2 meses del fallecimiento de José María Pérez Gay, la embajada de México en Alemania y la Universidad Libre de Berlín le brindaron un homenaje al hombre cuya polifacética obra (diplomático, traductor, intelectual, promotor cultural), unió a México y Alemania. Para varias de las personas participantes, regresar a Alemania –presencial o virtualmente– fue un ejercicio de memoria sobre una persona y su obra que se proyectan, personal o profesionalmente, hacia el presente y el futuro de la comprensión de nuestros dos países. Al analizar sus obras sobre Alemania, podemos aprender de ese país, del nuestro, y del autor través de sus personajes.

El puente intelectual que él construyó entre ambos países ha dejado una honda huella entre sus colegas, sus pupilos y sus lectores. A una década de su partida, es importante y justo recordar el legado cultural, diplomático y político de Pérez Gay.

El homenaje

“Menos aún deseaba regresar a la Universidad Libre de Berlín
 –el sitio donde estudió seis años–,
porque en su campus se congregaban todos los fantasmas.”
J.M. Pérez Gay, Tu nombre en el silencio

Recordar a Pérez Gay en su Alma Mater fue un hecho casi natural. La memoria novelada de sus años de candidato doctoral en la Universidad Libre de Berlín, Tu nombre en el silencio, tiene como continuum la Universidad misma. Esa institución fundada en 1948 en el sector estadounidense de la ciudad, lo acogió en 1964 hasta su defensa doctoral en 1972. Si bien el Instituto de Estudios Latinoamericanos (LAI), que fungió como co-organizador del homenaje, se fundó hasta 1970 merced del movimiento político y transformación social del 68 alemán, la impronta de Pérez Gay como especialista y como amigo es más notoria en el claustro latinoamericanista de la Libre de Berlín.

Precisamente en esa novela, el personaje Ernesto Cardona –el alter ego de Pérez Gay– alude a su relación con ese mundo de especialistas que lo invitan a Berlín a participar en una conferencia sobre la “década perdida” latinoamericana en marzo de 1990. De ella asegura –con potente actualidad–: “Estos coloquios solo confirman el eterno diálogo de sordos entre europeos y latinoamericanos”. En 2023 el diálogo sobre temas políticos coyunturales entre académicos de México y Alemania parece a veces un callejón sin salida; los supuestos de la teoría de acción comunicativa de Jürgen Habermas –amigo de Pérez Gay y que describe en La profecía de la memoria. Ensayos alemanes como “el proyecto de sistematización más impresionante dentro de la filosofía y las ciencias sociales de nuestro tiempo”–, brillan por su ausencia. No obstante, académicos de Alemania sí coinciden con los de México cuando entablan un rico diálogo sobre el recuerdo del mes de junio de 2004, cuando la Universidad Libre entregó a Carlos Fuentes el Doctorado Honoris Causa, acto en que Pérez Gay pronunció la laudatoria.

Ese mismo espíritu –o el fantasma de Chema– (di)rigió la velada del 14 de julio de 2023. El programa preparado por la Embajada y el LAI estructuró recursos intelectuales que, por un lado, cumplieran con el rigor universitario y, por el otro, permitirán la calidez del cariñoso recuerdo. Así, se contó con la ponencia dictada por la investigadora argentina Clara Ruvituso, centrada en contextualizar el momento en que Pérez Gay hizo su doctorado, la intelectualidad latinoamericana y la recepción de la filosofía alemana decimonónica, de entresiglos y de las dos posguerras. Ruvituso, quien labora en el Instituto Iberoamericano de Berlín –que custodia el principal acervo bibliográfico europeo sobre Iberoamérica, después de España– destacó el papel de los emprendedores intelectuales de América Latina que estudiaron, tradujeron y publicaron del otro lado del Atlántico la nueva y crítica producción alemana. En ese ámbito se encuentra la figura de Bolívar Echeverría, quien también estudió en la Universidad Libre de Berlín, si bien antes que Pérez Gay. Un relato de esa experiencia y de la relación de los jóvenes latinoamericanos en Berlín occidental fue la contribución de la maestra, y embajadora de México en Ecuador, Raquel Serur. La embajadora Serur destacó que la relación de los jóvenes Bolívar y José María, junto con otros contemporáneos, tuvo un importante y duradero impacto en el desarrollo del pensamiento filosófico en América Latina. Esa misma constelación latinoamericana en el Berlín Occidental de los años sesenta la plasma Pérez Gay en Tu nombre en el silencio: ahí están Carmona (su alter ego, mexicano), Nuno Abranches (brasileño) y Alonso Velez (colombiano).

La doctora Marianne Braig, catedrática de Ciencia Política del LAI, presentó una ponencia sobre el Berlín y la Universidad Libre de Pérez Gay/Ernesto Carmona. En efecto, como Pérez Gay escribió primero en “Nueva crónica berlinesa” (Nexos, abril de 1990), y repitió exactamente una década después en Tu nombre en el silencio: “A finales de los años sesenta Berlín Occidental fue el escaparate del poderío de la República Federal de Alemania […] en los años sesenta uno encontraba todavía en ruinas y edificios llenos de cicatrices de balas”. Esa ciudad fue el imán también de muchas y muchos jóvenes alemanes de la República Federal que generaron un movimiento político que Pérez Gay describió en español como ningún otro, gracias en parte a su cercana relación con líderes del movimiento universitario, destacadamente Rudi Dutschke y Klaus Meschkat. El primero, fallecido en 1979 como resultado de daños causados por un intento de asesinato en 1968; el segundo, quien no pudo asistir al homenaje aunque estaba prevista su ponencia. Para las y los jóvenes estudiantes de hoy, la reconstrucción de la política y la ciudad de hace medio siglo, además de la vida estudiantil, resultan difíciles de imaginar en la actualidad. Como afirmó la profesora Braig –quien en diciembre dictará su última cátedra ante numerosas generaciones de estudiantes antes de su jubilación– las minifaldas que las mujeres de su generación vistieron tuvieron un impacto emancipador duradero, posiblemente más que las manifestaciones en el Aula Máxima de la Universidad, en el edificio Henry Ford. Esas jóvenes las describió Pérez Gay enunció como “las muchachas de minifalda con afán de mariposas”.

Pero el homenaje en Berlín a diez años de la muerte de Pérez Gay no fue solo berlinés. Desde México Pavel Granados, director del canal 22 fundado por José María Pérez Gay, recordó su faceta como gestor cultural y puntal de una institución cultural pública con inspiración en aquellas como el canal franco-alemán ARTE. Granados también hizo énfasis en el Pérez Gay que en los últimos años de su vida entabló amistad con el hoy presidente López Obrador –cercanía al grado que en 2012 Andrés Manuel López Obrador declaró haber votado por Pérez Gay para presidente. Con materiales audiovisuales del canal 22, fue posible hacer presente la voz y la apariencia de Pérez Gay en la villa de la calle Boltzmann, en el barrio universitario de Dahlem. Otra participación no berlinesa en el homenaje fue la del director del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, anunciando el lanzamiento de una segunda edición del libro El imperio perdido, ensayos sobre los intelectuales del imperio austrohúngaro de entresiglos. En este libro, Pérez Gay proyecta sus inquietudes coincidentes con las de Winfried Georg Maximilian Sebald, a quien estudia en La profecía de la memoria: la importancia y particularidad de un universo intelectual desaparecido con la primera guerra mundial. Un universo cuyos astros se consumieron antes de la Gran Guerra o, como en designó Pérez Gay en 1990, “la Gran Guerra de los Treinta Años (1914-1945)”, conocedor de la indeleble huella de aquel conflicto de 1618-1648 surgido de la reformación iniciada por Lutero en 1517, acercado al siglo XX por Bertolt Brecht con su “Madre Coraje y sus hijos” en el teatro Berliner Ensemble, que Pérez Gay pudo ver en sus visitas a Berlín Oriental.

Desde Buenos Aires, Héctor Orestes Aguilar, agregado cultural de México en Argentina y comprometido germanista –como lo demuestran D.H. Gruhn y J. Hahn en “Publikationen der mexikanischen Germanistik im Wandel (1954–2018): Literatur, Linguistik, Übersetzung, Landesstudien und Alterität” (2021)– abordó el trabajo de su amigo y mentor José María Pérez Gay como traductor, investigador y divulgador de la creación intelectual alemana del siglo XX: Pepe el germanista más extraordinario –por no haber tenido origen alemán ni haber estudiado en el Colegio Alemán. Aguilar ahondó, como editor de la segunda y conmemorativa edición de El imperio perdido, en la importancia de los textos de Pérez Gay para la comprensión en América Latina de autores y el pensamiento austriaco y alemán.

La última participación del homenaje tocó a Lilia Rossbach, ahora embajadora de México en Argentina. Su mensaje, emocionado y sensible, desde el corazón, fue el de la compañera de más de tres décadas que rescató elementos de las ponencias precedentes, acentuando que el Berlín Occidental de los años doctorales de Pérez Gay fue una isla geopolítica, pero un universo personal escenario de su amistad con Bolívar Echeverría; fue el espacio donde leyó, atendió clases y discutió con los autores representantes de la Escuela de Frankfurt. Rossbach compartió que ese mundo que él le contó a ella durante décadas y que le mostró cuando viajaban a Berlín, fue aún más detallado en Tu nombre en el silencio, obra en la que rinde homenaje a sus amigos y amores de aquellos años sesenta y setenta. Como su pareja, Rossbach narró también la historia de las cenizas de Pérez Gay, que en parte reposan en los jardines que conducen al Aula Magna de la Universidad Libre de Berlín donde él había atestiguado las protestas del 68, y donde en 2004 había leído la laudatoria a Carlos Fuentes. Al término del homenaje, la profesora Braig guio a un grupo de asistentes portando flores a visitar ese lugar donde se esparcieron las cenizas de Pérez Gay. Si el Cardona de Tu nombre en el silencio no quería regresar a Universidad Libre de Berlín por los fantasmas, Pérez Gay descansa en ella y su espíritu acompaña a una nueva generación de estudiantes mexicanos que ahora saben más de su vida y su trabajo.

El diplomático en su literatura

“— ¿Cuándo regresaste a México?
— En realidad nunca salí de México.
— No exageres. […]
— Cuando ingresé al servicio exterior,
me di cuenta de que jamás había abandonado México,
de que llevaba al país conmigo como un antiguo vicio,
un eterno remordimiento, no importa en dónde estuviera.”
J.M. Pérez Gay, Tu nombre en el silencio

México tiene una tradición de diplomáticos escritores. Y Pérez Gay contribuye destacadamente con dos novelas donde el personaje principal se desempeña como diplomático mexicano acreditado en Alemania: Julián Arvide en La difícil costumbre de estar lejos (1984) y Ernesto Cardona, en Tu nombre en el silencio (2000). Ambos personajes comparten la característica de no pertenecer al servicio de carrera, y con casi medio siglo de distancia, están adscritos a distintas ciudades que reflejan también la historia alemana del siglo XX: Julián en Berlín, Ernesto en Colonia/Bonn. Los dos personajes revelan aspectos del autor, su vida personal (Julián vivió 12 en Alemania, Ernesto 15 –como Pérez Gay–) y amorosa (se enamoran de mujeres que estudian medicina: Julián de Bertha, Ernesto de Erika), y sobre todo su erudición.

La labor de Pérez Gay como diplomático a cargo de temas culturales en la República Federal de Alemania, en Francia y Austria ha sido poco estudiada más allá de los propios reflejos que él destacó en sus obras. Descubrir su tarea como diplomático cultural es una tarea pendiente para quienes estudian historia diplomática, a fin de distinguir la ficción de sus novelas y la realidad de sus actividades como funcionario. En La difícil costumbre de estar lejos, sabemos que Julián se dedica a redactar informes políticos con incremental desánimo; su crítica a la política mexicana postrevolucionaria y sus observaciones del ascenso del nacionalsocialismo alemán se pueden comparar con las de la actualidad, basta abrir internet y revisar las redes sociales en ambos países. En Tu nombre en el silencio, Ernesto describe algunas de sus tareas en tanto diplomático durante la República de Bonn, como tener que gestionar en 1974 una visita improvisada del presidente Luis Echeverría a la catedral de Colonia –en la madrugada; o cómo la política nacional juega un papel fundamental en la nómina de las embajadas.

Parafraseando a su amigo Rüdiger Zafranski, en 1990 Pérez Gay decía: “no tiene sentido […] buscar el pasado por estas calles”, aunque el conocimiento de la geografía berlinesa de los años treinta y sesenta se muestra exhaustivo en esas dos novelas. En 2023, seguir los pasos de Pérez Gay en Berlín llevan a descubrir lo muy poco que queda de la ciudad que él vivió. Queda la duda de qué es lo que queda de su trabajo como funcionario diplomático. Esa agenda de investigación de hoy y mañana, implica sumergirse en el Acervo Histórico Diplomático mexicano. El homenaje por el décimo aniversario luctuoso de Pérez Gay es ocasión propicia para rescatar su figura diplomática.

La tumba del intelectual Herbert Marcuse, a quien Pérez Gay conoció y lo consideró –junto a Habermas– uno de los intelectuales más influyentes en la transformación generacional alemana de 1968, tiene como epitafio “Weitermachen” (seguir haciendo, continuar). Esa es la tarea de nuestra generación de mexicanos interesados en Alemania.