Elias Khoury y el sino palestino

En el 48 no luchamos porque no sabíamos ni tan siquiera lo que era luchar.

Ganaron porque no luchamos. Ellos tampoco tuvieron que hacerlo.

Simplemente ganaron. Fue como un sueño.

Elias Khoury (La Cueva del Sol)

Elias Khoury ya no estaba cuando la inteligencia israelí utilizó mensáfonos (pagers) equipados con explosivos para atacar a los integrantes del grupo Hezbolá en Líbano. Tampoco estaba cuando, días más tarde, Israel inició una de las arremetidas más intensas en los últimos años en ese país para aniquilar al máximo líder de ese movimiento de resistencia creado en 1982.

Elías Khoury, escritor, ensayista y dramaturgo libanés, murió días antes, dejando un vacío tanto en las letras árabes como en el ámbito político regional ya que él, además de narrar en sus novelas el éxodo palestino en diversos momentos, fue un crítico acérrimo de las acciones cometidas por Israel contra los palestinos, principalmente los embates y la destrucción de campos de refugiados, situación que lo llevó a exhibir la relación simbiótica entre la literatura y la Nakba perpetua, ese ciclo continuo de violencia contra el pueblo palestino desde 1948, el cual con el tiempo se ha convertido en un proceso perseverante de dislocación y violencia.

Elías Khoury (Beirut, 1948-2024) escribió 15 novelas, así como obras de teatro, algunas de las cuales han sido traducidas a varios idiomas, incluido el español. Sus obras literarias exploran diversas técnicas de escritura y formas narrativas y, en todas, el tiempo desafía la noción y el ritmo.

Su vasto conocimiento sobre Palestina se acumuló principalmente a través de las historias de otros. Mientras estaba en la escuela primaria, él aprendió sobre la Nakba de sus amigos palestinos que habían llegado al Líbano como refugiados. Su empatía hacia la difícil situación palestina se fortaleció con el tiempo y durante sus años de secundaria enseñó en campos de refugiados en Beirut y sus alrededores.

Ya de joven, se unió a los fedayines (combatientes palestinos) en Jordania hasta los eventos de Septiembre Negro de 1970, cuando el reino hachemita expulsó a los grupos de resistencia. Posteriormente Khoury lucharía junto a los palestinos en la guerra civil en el Líbano (1975-1990).

Su inmersión en la vida palestina es inseparable de su carrera literaria. Como parte del proceso de investigación para su novela “Bab Al Shams”(1998) fue a los campos de refugiados alrededor de Beirut y Sidón para realizar entrevistas a profundidad con cientos de palestinos sobre la caída de Galilea y Haifa .

Esta técnica permea en sus sus creaciones, confirmando así que los escritores son testigos cruciales de su época. En sus novelas, él elabora historias fragmentadas y recuerdos de la Nakba en diversos momentos. En la mayoría de sus obras literarias, Khoury delinea meticulosamente un catálogo de tragedias, que van desde la pequeña escala hasta la monumental, todas las cuales, desde su percepción, explican lo que él definió como la Nakba continua.

En sus historias transcurren la limpieza étnica de Palestina, el establecimiento de guetos dentro de las ciudades, los nuevos asentamientos israelíes, la imposición de autoridades militares sobre los ciudadanos palestinos, la proliferación de asentamientos, la difícil situación de las aldeas no reconocidas y un largo etcétera de situaciones que, en conjunto, puede considerarse un símbolo semiótico de la continuidad de la Nakba, lo cual, según él, es lo que alimenta la resistencia perpetua ya que no se limita al pasado, sino que es, en cambio, una realidad vivida hasta el presente.

La postura de Khoury respecto al fenómeno palestino se enriqueció con la diversidad de actividades que desarrolló a lo largo de su vida. De 1992 hasta 2009, Khoury fue editor de la sección cultural del principal periódico del Líbano, An-Nahar. Hasta su muerte, fue coeditor con el poeta Mahmud Darwish de la revista Palestine Studies, publicada por el Instituto de Estudios Palestinos con sede en Beirut. También enseñó en diferentes universidades, entre ellas las de Nueva York, Columbia, Princeton y Houston, así como en la de Londres.

Sus artículos de opinión enfatizaron en la necesidad de la unidad de toda la nación árabe en la lucha por la causa palestina y su novela “La Cueva del Sol” es una de las obras literarias más importantes escritas sobre Palestina e imprescindible para comprender el éxodo palestino entre 1946 y 1948.

Para algunos críticos, con sus obras “Yalo” (2008) y “El espejo roto” (2012), Khoury prosiguió el proyecto del escritor Ghassan Kanafani (asesinado en 1972) de dar a los palestinos un imaginario literario propio. Su último ensayo “Nabka Continues”, publicado antes de su muerte, aborda la historia de esta catástrofe desde el punto de vista de intelectuales palestinos como Walid Khalidi, Edward Said y Basil al-Araj. En muchos sentidos, representa un vínculo entre las generaciones pasadas y las actuales y encarna la lucha por los derechos y la dignidad de los palestinos.

A la luz de la situación actual en la Franja de Gaza y de la extensión del conflicto a otros países de la región la obra de Khoury nos confirma que vivimos en una Nakba constantemente presente, la cual ahora se manifiesta con los nuevos acontecimientos. Así, sus obras no sólo arrojan luz sobre verdades históricas, sino también exponen la destrucción continua del presente. Su negativa a aceptar acuerdos de paz superficiales pone de relieve la importancia de abordar las causas profundas en lugar de conformarse con soluciones temporales que perpetúen la opresión.