Carlos Milá
Tiempo atrás consta en la memoria, la primer impresión de la pintora Claudia Pérez Pavón (N. en CdMx , 1967) pintando y articulando la dotación de la masa pictórica, untándola a través de un guante que protegía su mano y marcando con grandes cargas de materia oleaginosa una tela horizontal de gran tamaño….
En ella describía con soltura una naturaleza muerta en colores ocres, castaños y luces blancas distribuidas con destreza sobre el lienzo. Tal vez ni ella misma podría haberse proyectado al futuro que con el devenir la llevó a consolidarse mediante el uso de refinados pinceles chinos, en la práctica de la técnica designada “Gongbi” que consiste en llevar a cabo la descripción lenta y detallada de imágenes de extremo artificio en su configuración. Del uso de la tela y el bastidor como soporte a dado paso hacia nuevos materiales como el “pet” y el monofilamento de nylon junto a los acrílicos transparentes. Dentro de su amplia trayectoria artística le caracterizan las exploraciones de cajas hechas de madera y en las que ha incursionado explorando otras posibilidades del recurso pictórico.
En su obra elaborada integra la numerología simbólica mediante el diseño geométrico de piezas diseñadas donde el juego de las imágenes se vuelven polivalentes y metamórficas. Si bien el espacio es cuestionado en su utilización cotidiana la geometría por el contrario, está para contenerlo de modo simbólico. De este modo la autora decide hacer un viaje de recuperación de tradiciones añejas, apoyada en el conocimiento compositivo y de geometría descriptiva usada por los sabios y artistas del renacimiento italiano1. Desafiando toda la tendencia que fue anunciada desde la filosofía en tiempos de Hegel2 y en adelante hasta llegar a nuestros días donde la infinitud del significado simbólico ha sido paulatinamente desplazado por los sistemas de comunicación a base de signos. Por ello su obra cobra un realce notable dentro de la producción general del arte contemporáneo.
Sus cajas desafían el contenido puramente formal, confrontando y haciendo todo lo posible por lograr romper con el tiempo presente y abordar la inspección del futuro. Así éstas obras que están llenas de imágenes relativas a sus seres queridos y a su círculo más inmediato, se convierten en oráculos íntimos para los usuarios constantes.
Anticipos inmediatos dentro de la historia del arte moderno del tipo de obra de Pérez Pavón, se hallan en la larga tradición del arte objeto iniciado por Marcel Duchamp y posteriormente por los surrealistas3 en donde se encuentran los espacios compuestos por el deslumbrante artista norteamericano Joseph Cornell4 y sus pequeños teatros en miniatura de carácter fantástico. Dentro de esta familia artística las obras de Claudia funcionan yendo más allá del los aspectos formalistas del amplio repertorio caracterizado por varios movimientos de vanguardia del siglo veinte. Sus juegos de transparencias se desdoblan de modo semejante a la dinámica de los sueños. Y es así como mediante ellos son indagados los aspectos del destino a través de la gran combinatoria entre las diversas partes que componen sus diseños e imágenes. Rompiendo con ellos cualquier tipo de discurso lineal o de índole racional.
El arte objeto ha tenido un desarrollo fértil en el arte moderno en México sobre todo a partir de mediados del siglo veinte en adelante. Teniendo en Alberto Gironella5 y poco más adelante la obra de Adolfo Patiño6, ambos artistas rebasaron los límites usuales de la pintura encontrando en las cajas y cajones un instrumento amplificado para articular sus tareas plásticas. Pero sin embargo y existiendo este diálogo de la artista Claudia Pérez Pavón con el pasado reciente de su propio país, también hace eco y tiene un trasfondo más bien antiguo y que tienen que ver con la búsqueda del arte animado7. Su obra implica una puesta en escena de un intento parlante y móvil que incluye las fuerzas involuntarias que van más allá de lo que dice la autora y de los propios pensamientos de sus usuarios. Se trata de establecer un mecanismo vivo que de algún modo responde activado muy en el fondo por patrones divinos o fuerzas desconocidas. La mezcla de pintura y de objeto se amplifica y deja de ser de un mero experimento de tipo vanguardista. Estamos ante otra circunstancia y se pretende establecer comunicación con las fuerzas estelares y de entablar comunicación con el sino, en la búsqueda de vaticinios.
La obra de arte para Claudia es algo que se adentra en el mundo de lo sagrado y se convierte por lo tanto en obra de culto religioso, proyectando su labor hacia un área poco explorada por los posibles antecesores del arte objeto moderno. Siendo las cajas pintadas un dispositivo generador de imágenes que se multiplican y apareciendo en una especie de ojo activo que nos otorga visualidad de un modo distinto a como lo hace la pintura tradicional. Se trata de un proyector imaginario que nos habla en clave secreta siendo una invitación a traspasar de lo visible hacia la visión interna y transformándonos en actores de sueños diurnos.
Es así como el juego de posibilidades y su exploración interior es lo que permite entrever al otro lado de las cosas aludidas. Este teatro de sombras es el lado oculto del mundo y en ello supera cualquier tipo de aspiración realista-descriptiva de la naturaleza. Y consigue entablar un juego secreto con sus cómplices liquidando totalmente la posición pasiva del público abriendo una nueva conducta de tipo activo resolviendo sus imágenes en un nuevo género de magia en pleno tiempo de la más alta tecnología.
NOTAS-.
1 BAXANDALL, Michael – Painting and Experience in Fifteenth Century Italy. Open University Set Book, Oxford University Press. Oxford, London & New York. Reimpresión 1978. II. The Period Eye. 10. Intervals and Proportions. Págs. 94-108.
2 LYOTARD, Jean-François – Discurso, Figura. Colección Comunicación Visual. Editorial Gustavo Gili, S.A. Barcelona, 1979. España. Págs. 31-33 y 57-68.
3 BRETON, André – Antología (1913-1966), 6a. Edición. Siglo Veintiuno Editores. México, España, Argentina y Colombia. 1983. Cuarta Parte: 1931-1939. 5. Crisis del Objeto. Págs. 114-119.
4 DuPONT, Diana C. / K. Church Holland / G. Garren Muller / L.L. Sueoka. – San Francisco Museum of Modern Art – The Painting and the Sculpture Collection. San Francisco. 1965. Págs. 118-121.
5 JAGUER, Edouard – Del Buen Uso De Las Reinas Muertas. Museo Tamayo – Alberto Gironella (Exposición Antológica) “Esto Es Gallo“. Agosto-Octubre de 1984. Museo Rufino Tamayo, A.C., 1984. México. Págs. 2-7.
6 VILLAGÓMEZ, Adrian – Iconografía Heroica (Gestas Nacionales). México en el Arte, 11. Nueva Época. Invierno de 1985/86. Instituto Nacional de Bellas Artes. Cultura. SEP. México. Págs. 2-7.
7 CIOCCHINI, Hector – Estatuas Animadas ( De Asclepio a Juanelo). El Paseante No. 10. ¿Con Qué Objeto?, “The Object – What for?“ Ediciones Siruela, S.A. Madrid. España. Págs. 80-93.
(CARLOS PASCUAL MEJIA). Ciudad de México, 1963. Pintor, grabador, dibujante y eventual instalador. Artista que ha incursionado en el cubismo, el surrealismo y la semiótica.