Carlos Milá
En los representantes de la plástica mexicana contemporánea está, inevitablemente, plasmada la realidad descarnada que vivimos cotidianamente. Como lo exhiben las obras de Julian Madero, su visión se concentra en las consecuencias inmediatas de nuestro devenir: destrucción y muerte. Carlos Milá hace un análisis certero del sentido estético de este pintor mexicano nacido en la ciudad de México en 1990.
A la memoria de mi querido amigo Mario Javier Prado Brabata, acaecid profundizao el 26 de noviembre de 2019.
Es la rosa del humo, la rosa de ceniza, la rosa negra de carbón diamante que silenciosa horada las tinieblas y no ocupa lugar en el espacio.
Xavier Villaurrutia
En los días de noviembre de dos mil diecinueve rondó de manera directa y contundente la muerte de ojos huecos y encendidos, me mostró su aire ligero, silencioso y lúgubre. La visitación inesperada fue vaticinada por los días sagrados del primero y dos del mes correspondiente. Acto seguido recibí la propuesta plástica del siempre interesante artista visual Julián Madero con seis de sus obras designadas bajo el rubro de “El gusto exasperante por la muerte”. Marcando de modo contundente e ineludible un tema de destino tácito.
Mis lecturas eran otras y muy distintas, aunque nunca divorciadas totalmente sobre el fallecimiento y la presencia siempre invicta de la estrella nocturna, el dios Tezcatlipoca[1] dentro del pensamiento prehispánico. Por ello el señalamiento a la grave meditación profunda sobre lo que es fenecer se hizo patente frente a mi espíritu tanto de modo real así como en su representación. Del hecho mortuorio podemos encontrar mucho escrito pero la experiencia del vacío a nivel existencial es harto rebasante cuando la desaparición de un ser querido se vuelve aledaña a uno.
En el caso específico de la pintura de Julián Madero, hay una seria preocupación al indagar la fragilidad, la desventura en la serialidad por el suceso de la muerte violenta, distinta a una muerte no inducida por terceros, que se ha hecho presente a lo largo del espacio-tiempo mexicano. Desde los tiempos remotos anteriores a la Conquista y su constancia inaudita en una operación secuencial en el devenir de México como nación. Como si se tratara de una extraña maldición totalmente fatídica, Madero esgrime un largo estudio iconográfico durante distintas etapas de nuestra historia y la lamentable presencia inquebrantable de la muerte por violencia.
De ahí que en la actual pintura de Madero se posa la pesadumbre pero también la angustiosa exigencia para obtener respuestas positivas que funcionaran como el freno al desgaste auto-destructivo dentro del territorio nacional. Siendo que el mito trágico se vuelve hecho real en lo colectivo.
El artista plantea el recurso del empleo de un realismo descriptivo en la obra aquí seleccionada por él mismo. Aunque cabe señalar que en otras imágenes del mismo contingente de pinturas, utiliza también algunos elementos que provienen de la pintura gestual. Con ello no deja de haber ciertos aspectos experimentales en el uso de algunos soportes que en ocasiones aparecen dentro de su trabajo. La pintura de Madero es madura y joven al mismo tiempo y más que nada, bien documentada, ya que demuestra disciplina y estudio a fondo en los temas recurridos.
Las fuentes utilizadas pueden ser diversas y en ocasiones recuerda el apoyo fotográfico, válido para reforzar sus valores pictóricos teniendo presente las lecciones de grandes maestros como David Alfaro Siqueiros [2] y el gran neo-expresionista Francis Bacon [3]. En este sentido su selección documental habla de un acervo amplio dentro de su lenguaje visual en los que Madero se encarga de poner en armonía adjuntos a los títulos de cada obra para subrayar y confirmar el apoyo literario, noticioso o incluso histórico con los cuales va ordenando los múltiples significados y las distintas alusiones de trabajo en trabajo.
La experiencia no puede ser más cautivadora y atractiva ya que las distintas imágenes están engarzadas de modo invisible por un hilo conductor que se dispara en distintas direcciones. El motivo narrativo de sus pinturas gana en densidad al no verse como una crónica secuencial de hechos sino la alusión libre para el espectador en las posibles lecturas y acomodo diverso de sus imágenes.
Perturbador por el tema dramático sin embargo el cuidado y la diáspora de datos tiene un efecto centrífugo en donde nos hace olvidar el aparente inicio de una historia. La dispersión es su verdadera técnica de avance aunque hay una regulación lógica en su interior que acaba por dar coherencia a todo el torrente de pinturas. Madero dispara así sus dardos al aire y da en el blanco de las múltiples dianas.
Un camino aparentemente azaroso es el que nos invita a jugar en su trayectoria donde el pintor trata de borrarse a sí mismo y de anular sus propias huellas. Evitando así la idea de un inicio y un final de una historia de continuidad fatal. Concluyendo en una acción de perpetuo desarrollo, penosamente y aparentemente sin fin. ⌈⊂⌋
Tlalpan, Ciudad de México
Referencias-.
[1] WESTHEIM, Paul – ´´La calavera´´. Lecturas Mexicanas 91. Cultura SEP. FCE. Primera edición en Lecturas Mexicanas, 1985. Traducción Mariana Frenk. México, D.F. Impreso en México. ISBN 968-16-1942-0. Págs. 13-24.
[2] SIQUEIROS, David Alfaro – ´´Como se pinta un mural´´. Edición del Taller Siqueiros de Cuernavaca. 1977. Cap. VIII. Págs. 53-58.
[3] SYLVESTER, David – ´´Entrevistas con Francis Bacon´´, con 101 ilustraciones. Ediciones Polígrafa, S.A. Barcelona, Barcelona, España. 1977. I.S.B.N. 84.343-0240-3. Cap. 2. Págs. 30-67.
Bibliografía
BERNAL, Ignacio – ´´Cien obras maestras del Museo Nacional de Antropología´´. Fotografía: Constantino Reyes. José Bolea Editor, S.A. 1969. México 1, D.F.
BERNAL, Ignacio – ´´Museo Nacional de Antropología e Historia de México´´. Librofilm. Aguilar. Fotografía: Lipkau-Carbó. 100 diapositivas en color, 314 ilustraciones en blanco y negro. M. Aguilar Editor, S.A. 1967. México 12, D.F. Tirada: 5.250 ej. Ejemplar No. 4013.
LEÓN-Portilla, Miguel – ´´Trece poetas del Mundo Azteca´´. SepSetentas 17, SEP. 1967. Impreso y hecho en México.
Julián Madero Islas (México D.F. 1990). Su trabajo se desarrolla en torno a la pintura. Su obra ha sido expuesta en el Museo Carrillo Gil, Casa del Lago, MUAC, Museo Universitario del Chopo, entre otros centros expositivos y galerías. Ha participado en mesas redondas relacionadas con su práctica artística (MUAC, Diagrama, Colegio Nacional). Es Licenciado en Artes Plásticas y Visuales por La Esmeralda, con estudios en iconografía y docencia (UNAM). Actualmente cursa la Maestría en Artes Visuales en la FAD, UNAM.
(CARLOS PASCUAL MEJIA). Ciudad de México, 1963. Pintor, grabador, dibujante y eventual instalador. Artista que ha incursionado en el cubismo, el surrealismo y la semiótica.