Guillermo Gutiérrez Nieto
En entrevista escrita, el autor comparte su visión sobre el ejercicio literario que ha ejercido desde hace varios años, lo cual le ha merecido reconocimiento en distintos momentos con los premios Artaud, Poniatowska y Villaurrutia.
GG: En tus peregrinajes de escritura, hay agudeza en tus ensayos, plenitud en tus novelas y rigor en tus cuentos. Cuál es tu balance respecto a estas tres rutas que has transitado de manera perseverante?
AU: Aunque hay obvias diferencias entre el ensayo, la novela y el cuento, a mí todos los géneros que practico (entre los que habría que incluir la crónica) tienden a confundírseme en una sola ambición: la prosa. Por lo demás, empecé escribiendo cuentos y a veces me veo como cuentista exiliado en el vasto territorio de la novela. Y cuando escribo ensayos me imagino que un personaje muy semejante a mí narra sus ideas en primera persona del singular.
GG: En los géneros que practicas, cuál consideras tu principal obstáculo a vencer, es decir cuáles son las partes más difíciles de superar durante tu proceso creativo? Afrontas entrampamientos que te obligan a encontrar rutas imprevistas o tienes destinos definidos desde el principio ?
AU: La primera dificultad a la hora de escribir es la historia que contar (en el caso de la narrativa) o la idea que explorar (en el del ensayo). Pero todos tenemos historias e ideas, propias o ajenas, y lo más importante es la forma de explayarlas. Si no tengo esa forma (y la suerte de encontrarla o de que ella me encuentre es lo más parecido a la inspiración en mi trabajo) soy incapaz de proceder. Luego viene la composición propiamente dicha, que nunca emprendo con demasiadas ideas preconcebidas. De hecho, escribo para averiguar qué pasa en mis libros. Y nunca sé de antemano lo que pueda pasar.
GG: Hasta qué punto piensas en tus lectores cuándo escribes; son determinantes en algún momento en las pautas creativas que asumes?
AU: Pienso en el lector, en un posible lector, en un lector ideal, en todo momento. Escribo para él o ella, no para mí. Y cuando por accidente me doy cuenta de que he escrito algo que es sólo para mí, no lo publico. El primer y acaso único compromiso de un escritor no es con una ideología o con una clase social o con una patria, sino con sus eventuales lectores.
GG: En tus entrevistas y ensayos, refieres a Borges, Cortázar, Monterroso y Arreola, entre otros, como referentes en tu formación como escritor, has sumado a otros autores en época reciente? De ser así, qué autores -mexicanos y extranjeros- serían?
AU: Siempre estoy sumando nuevos autores a la nómina de mis maestros involuntarios. Entre los clásicos del siglo XIX puedo mencionar a Flaubert, a Zola y a Schwob entre los franceses, a Poe y a Henry James entre los estadounidenses, a Tolstoi entre los rusos y le paro de contar. Entre los autores más recientes no puedo no mencionar a Thomas Mann y a Joseph Roth entre los de lengua alemana y a dos estadounidenses poco leídos pero prodigiosamente legibles: William Maxwell y John Williams. Entre los mexicanos estoy en deuda con Jorge Ibargüengoitia, a quien no conocí, y con José Emilio Pacheco, con quien tuve la suerte de trabajar.
GG: Aunque no son perceptibles conexiones temáticas de tus obras, consideras que existen o es la aleatoriedad la que predomina en tu trayectoria literaria. Consideras que tu estilo creativo es azaroso?
AU: Yo creo, contra lo que pareces pensar, que el conjunto de mi obra, sin haber sido planeado así, va resultando bastante unitario. He escrito unos 25 o 30 cuentos, muchos de ellos en primera persona del singular: lo cual implica cierta confusión entre el yo del narrador y mi propio yo. He escrito tres volúmenes de ensayos, la gran mayoría de ellos asimismo en primera persona. He escrito dos novelas históricas (una más ficticia que la otra) y en ambas hay por lo menos un personaje que es mi alter ego. He escrito otras cuatro novelas en las que descaradamente exploto algún aspecto de mi vida. No en balde se me ha clasificado como un autobiógrafo serial. Pero la experiencia personal de la que deriva buena parte de lo que escribo no se limita a lo que he vivido en carne propia. Incluye además lo que pienso, lo que imagino, lo que sueño, lo que recuerdo, lo que preveo, lo que advierto en otras personas, lo que otras personas me cuentan de ellas y de alguien más, y muy especialmente lo que leo y, por supuesto, lo que veo en pantallas chicas o grandes. Todo esto, igual lo propio que lo ajeno, es el sustrato de la ficción autobiográfica.
GG: Además de celebrar los premios Artaud, Poniatowska y Villaurrutia, qué han representado para ti ? Han tenido alguna influencia en tus trabajos posteriores?
AU: Los premios tienen mucho de azaroso: como jugar a la lotería. Claro que el billete ganador del sorteo es un libro, que puede resultar incluso bueno. Pero al final mucho depende no de uno mismo ni del libro, sino de la composición del jurado y de quiénes sean los otros concursantes. No hay que creerse Borges por ganar un premio (o dos o tres), aunque tampoco hay que auto flagelarse. Basta con saberse leído con aprobación por otros autores y luego seguir escribiendo lo que uno pueda escribir.
GG: Cuál consideras tu trabajo menos valorado, aquél en el cual fijaste metas diferentes a los resultados que obtuvo?
AU: Me habría gustado que Por su nombre (2001) tuviera más lectores. Es mi novela de formación (Bildungsroman, como dicen los pedantes que aparentan saber alemán) y, ahora que la releí y la corregí y la epilogué para su segunda edición (2016), me atrevo a afirmar sin demasiada inmodestia que merecería mejor suerte.
GG: Aparte de caminar, observar y leer como fuentes de inspiración, qué más motiva tu ejercicio creativo?
AU: Dos cosas me motivan constantemente: el ocio y la disciplina (el ocio disciplinado y la disciplina ociosa). Si de vez en cuando no me paso un buen rato sin hacer absolutamente nada, es difícil que me visite alguna idea digna de desarrollo. Pero si no trabajo con regularidad, día tras día y a mis horas, mi no hacer nada tiende a volverse inútil.
GG: Alguna vez afirmaste que eras un “morboso” lector de entrevistas, qué hay con respecto a las críticas o comentarios sobre tus obras. Qué representan y qué importancia tienen para ti ?
AU: Leo, también morbosamente, lo que se escribe sobre mí. No voy a decir que las reseñas positivas no me halagan, ni que las negativas no me acongojan. Sí digo, en cambio, que ni unas ni otras me ayudan a escribir mejor.
GG: Cuantas obras inconclusas o sin publicar tienes? De no ser el caso, en qué te encuentras trabajando actualmente? Puedes comentar algo al respecto?
AU: Tengo dos libros que no he publicado y no sé si vaya a publicar: un diario que escribí en una época en que estuve muy enfermo (y que no publico para no seguir girando en torno de la enfermedad) y una colección miscelánea de las reseñas que he escrito sobre libros de amigos cercanos (y que no publico por desidia). Tengo también un libro terminado que se publicará el año entrante. Se titula Caracteres y consta de 50 fábulas ensayísticas o ensayos fabulados compuestos a la manera del moralista francés Jean de La Bruyère y del fundador de este género, el filósofo griego Teofrasto. Además, estoy escribiendo un volumen de narrativa con cuentos conexos que corren el riesgo de convertirse en novela. Pero mi superstición me impide hablar de lo que escribo mientras no esté terminado.
Ciudad de México, 1963. Internacionalista, Maestro en Administración y Doctor en Administración Pública. Miembro del Servicio Exterior Mexicano desde 1992. Fue editor de las revistas Litoral y Proa; ha colaborado en diversas publicaciones en México y en el extranjero. Es integrante del consejo editorial de la revista digital ADE- Asociación de Escritores Diplomáticos. Autor de BelizeArt. Panorama de las Artes en Belize y del poemario Oranges for Sale. Coordinador y editor de cambiavías.