Redacción cambiavías
La enciclopedia de Literatura Mexicana refiere que en sus inicios, para concursar en los Juegos Florales de Aguascalientes, en materia de poesía se requería solamente un poema inédito. Los participantes, generalmente, eran aficionados que escribían exclusivamente para estas fechas. No obstante, desde 1968, a propuesta de Salvador Gallardo Dávalos, se estableció que el material que debía presentarse era un libro inédito , además de que se asumiría que el concursante sería alguien dedicado con consistencia a la poesía. Esta propuesta fue aceptada y así nació el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.
La amplia y variada lista de galardonados con este premio incluye autores nacionales e internacionales y la edición 2017 correspondió a Renato Tinajero por su libro Fabulas e historias de estrategas, que en voz del jurado representa “un discurso poético complejo, compuesto por diversas capas de sentido, donde se explora la relación del individuo frente a la maquinación del poder, a través de un desplazamiento del lenguaje que a su vez potencia y expande una visión enigmática del encuentro del ser humano con el todo”.
Renato Tinajero nació en Ciudad Victoria, Tamaulipas, en 1976 y es autor de cuentos, poemas y ensayos antologados en diversos libros. De forma individual, ha publicado los libros de cuentos Una habitación oscura (1997) y La leona (2000), además del poemario Yorick (2008). Durante 2012 fue becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en la especialidad de poesía.
Lo que encontramos en sus Fabulas e historias de estrategas es un subterfugio para amenizar el fin de los tiempos convulsos que afronta la humanidad desde hace cierto tiempo . Su poemario además de confirmar lo que el jugador de Stefan Zwieg señala en su Novela de Ajedrez respecto a la búsqueda perenne del sentido de la existencia (“Me paseaba arriba y abajo y conmigo iban los pensamientos, arriba y abajo. Una y otra vez, arriba y abajo…”) resume el rechazo a la acción que asumen los seres humanos frente a su propio destino (“Nada que hacer, nada que oír, nada que observar; el entorno de la nada, el vacío total, sin espacio y sin tiempo…”).
Pero no todo es determinante. Tinajero nos permite disfrutar el encuentro, o las diferentes lides que se dan en el mismo tablero, aspecto que a algunos les resulta mecánico, omitiendo la fascinación que brinda la imaginación de los contendientes. Así, aunque en la mayoría de sus poemas hay ánimo de contienda, también encontramos contundencia proveniente de esos etéreos pensamientos que siempre requieren un punto de apoyo ya que de lo contrario sólo girarían volviéndose un torbellino sin sentido (Zwieg dixit).
Desde la apertura hasta el final de la partida, Tinajero nos comparte sus resoluciones respecto a peones, alfiles, caballos, torres y damas. Estamos en una confrontación infinita en la cual fluyen cadáveres, huesos, dagas, flechas y ruinas como una
“Continuidad. Continuidad tenaz / del tiempo y de las cosas. / Y todo bajo el cielo alcanza su momento”.
En todo este vaivén, el ritmo de las jugadas siempre busca un equilibrio porque ante todo embate emerge una fuerza similar, una y otra vez hasta que el juego se extingue, por lo menos para los contendientes ya que las jugadas son infinitas y siempre se reemplazan, cada “fruto maduro se integra al universo”…
Como no hay mecanismo que detenga el ciclo (voluntad de causas y hechos) las piezas recurren a artimañas en el campo a fin de alcanzar la gloria; cuando hay abundancia, extienden su hado a libre albedrio; ante escasez, sólo instantes se poseen: “flotar sobre los hombres/ como un perfecto mineral/ avivándose en el aire de la fragua.”
Entre las coordenadas de letras y números de un juego inmemorial, estas Fabulas e historias de estrategas son un deleite para quienes disfrutamos de las innumerables partidas que aniquilan tedio, aguzan nuestro actuar y estimulan el alma. En toda contienda -si es válido considerarla así- el trote por causas innatas siempre será lento, igual que el ataque, que siguiendo el mismo cauce siempre estará ajeno a cualquier simulado brío… “Solo la calculada intuición de algún futuro. Una posible senda. Algo posible. Algo”.
Igual que la vida, el final del juego está plagado de posibilidades. Su atemporalidad lo determina y conjuga toda opción. Acaso, “no hay paso cierto que no lo amenace el polvo ? “, nos recuerda Tinajero, a quien es necesario citar para concluir este somero periplo por las incertidumbres de negras, blancas y medios tonos perennes:
Dicen algunos que el mundo acabará por fuego. Otros, que por hielo.
Afirmo yo que acabará en una estampida de caballos, a galope
tendido, descuajando de sus goznes la corteza de la tierra.
Renato Tinajero. Fabulas e historias de estrategas. Secretaría de Cultura, INBA, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Cultura de Aguascalientes. México, 2017. 96pp.