Ficciones tribales

Redacción cambiavías

Algo presente en todas las sociedades,  tanto en los estertores como en los albores de los dos milenos que nos ha tocado transitar ha sido el arraigo del tribalismo. Esa primera fuente de identidad a un conglomerado, así como el sentido de pertenencia y la autorrealización que conlleva, ha hecho patente la reivindicación de la tribu, así lo constatan, entre otras, las siguientes colectividades: punks, skinheads, emos, skaters, góticos, hípsters, gamers, que son solo parte de una larga lista…

Ello a propósito de la compilación de relatos de  Bernardo Fernández (Ciudad de México, 1962), mejor conocido como BEF, que la editorial Océano publicó recientemente: “Escenarios para el fin del mundo” (Mayo, 2018 188 pp.). Si bien es cierto que en la selección y en el post scriptum se habla de un estilo que transita tanto por lo fantástico como por lo finimilenarista/apocalíptico o por la ciencia ficción con sello nacional, lo cierto es que todos tiene como actores centrales a tribus o pandillas de gama variopinta.

En todos los casos, con excepción más notable en el cuento que da título al libro, los personajes afrontan  situaciones futuras, resultantes de hecatombes -humanas o naturales- que los obligan a actuar para sobrepasar desafíos de todo tipo.

En algunas tramas de esta colección es evidente el pasado de BEF como guionista de cómic o narrador del género policiaco. En el primer caso resulta sencillo recrear sus historias desde una interpretación visual, como el tráfago de Aída y Wok, de “Las últimas horas de los últimos días”, por Reforma y Periférico en edificios abandonados y desplazándose en un auto eléctrico, asumiendo que cuando el mundo se derrumba no hay lugar para temores. Mientras que en “Están entre nosotros”, nos lleva por referentes  clave en la historia nacional para confirmar la existencia de infiltrados en una conspiración a través de trajes biomiméticos.

Y si de amalgamar realidades y posibilidades se trata, BEF es diestro al hacerlo. Así se entienden las reminiscencias de sus historias sobre el triunfo de un gobierno de ultraderecha en nuestro país; una guerra bacteriológica que se germina en Brasil; la reivindicación de comerciales televisivos de antaño en la actualidad; el trastocamiento de la historia con Juárez y Maximiliano; la explotación de recursos estratégicos en tierras remotas al costo que sea. En este viaje literario, dividido en dos secciones, sin aparente razón, encontramos historias de antaño como de reciente acuñación, igual que versiones que fueron publicadas previamente en revistas o en otras compilaciones, tanto en México como en otros países.

Al margen de cualquier etiquetación que pretenda hacerse de sus obras, lo que se constata en el trabajo de BEF, quien obtuvo en 2005 el premio a la mejor novela policiaca de la semana Negra de Gijón por Tiempo de Alacranes, es que estamos ante un creador mexicano de literatura de la imaginación. Sin equivocación, su escritura la resume uno de sus propios personajes: “Cuando somos tan pocos raros, nos reconocemos donde sea”.