Las L E T R A S de Vicente Rojo

La partida de un referente fundamental para el diseño editorial mexicano, motiva rescatar su opinión sobre el sentido de las letras.

“Desde niño he sentido una fuerte atracción por las letras (y no sólo como lector). Sus formas tan precisas y a la vez variadas, sustituían a los juguetes que no tuve.

Como era muy aficionado al cine, a los doce o trece años mi máxima satisfacción era recortar, tijeras en mano (con una habilidad que todavía hoy causa admiración en mis colegas diseñadores), los anuncios de películas que aparecían en los periódicos de Barcelona y, con los títulos, los nombres de los actores y sus rostros, hacer mis propias composiciones. Así que, desde entonces, tipografía y cine han estado unidos para mí.

Es por eso por lo que cuando Fernando Gamboa me invitó en 1956 a trabajar en Teleproducciones, la compañía de cine de Manuel Barbachano Ponce, acepté con entusiasmo. Allí, entre otras tareas, diseñé las letras para los títulos de presentación de las películas Torero!, de Carlos Velo; Nazarín, de Luis Buñuel y, posteriormente, Pedro Páramo, del mismo Velo. Después hice lo propio con películas independientes (y no tanto) de Alberto Isaac (En este pueblo no hay ladrones), Jomi García Ascot (En el balcón vacío) y Arturo Ripstein (Tiempo de morirLos recuerdos del porvenir), entre otras más.

Con los años, la atracción por las letras se convirtió en profundo respeto y debe ser por eso que sólo en escasas ocasiones me he propuesto diseñar un alfabeto. Además de los ya citados para Torero! y Nazarín, hice uno para la revista Plural (en el que la idea de pluralidad estaba sugerida por dos colores) y otro para las publicaciones de las librerías del Fondo de Cultura Económica.

En cambio, he jugado más frecuentemente con las letras para formar logotipos o marcas, siempre para empresas culturales como revistas y editoriales, y, a últimas fechas, para el Homenaje Nacional a Rufino Tamayo en sus setenta años de creador, así como para el futuro Museo José Luis Cuevas.

Curiosamente, el único momento en que mi pintura y mi diseño han coincidido ha sido a través de una letra, la T, sobre la que hice, de 1970 a 1974, una larga serie de variaciones. En realidad, la T era la síntesis de las tres esquinas de un triángulo, forma que he utilizado abundantemente en mis cuadros, desde que comencé a hacerlo en 1964.”


Texto extraído del sitio https://cvc.cervantes.es/actcult/vrojo/sobre_rojo/tipografias.htm