Fuego Graneado (V)

Luis Ayhllón

SEGUNDA PARTE

I

Gema

  • No se me da esto de las citas.
  • ¿Por qué, bebé?
  • No lo sé. Te agradezco que hayas aceptado.
  • No hay por qué.
  • Me dijiste, perdona. Lo olvidé. ¿En qué trabajas?
  • En Banco Azteca.
  • Ah, sí. Una vez fui.
  • Ya.
  • Me caga.
  • Okey.
  • ¿No estás haciendo la cuarentena?
  • No, tenemos que ir.
  • ¿Y te gusta?
  • No me queda de otra.
  • ¿Te gusta tu trabajo?
  • Te pareces a Cantinflas, me gustas.
  • Ah, gracias. Qué amable. ¿Te gusta tu trabajo?
  • Pues no, pero no hay de otra.
  • Ah, ya.
  • Sí.
  • ¿Qué te gusta hacer en tus ratos libres?
  • ¿Vamos a masturbarnos o qué?

Moisés escupe la bebida.

  • No, bueno, espera. Espera. Necesito decirte algo.
  • Sácatela, anda, bebé. Te dije que me gusta mirar.
  • No, mira. Yo…
  • Ajá.
  • Yo, yo. Mira. No quiero que te vayas a sacar de onda.
  • Ajá.
  • Yo, yo. Me llamo Moisés.
  • Sí, ya lo sé, como el de Los 10 mandamientos.
  • Sí, ese. El barbón.
  • Sí.
  • Ajá.
  • Pero, bueno. No me apellido como te dije.
  • No importa.
  • Soy el hermano de Lucas.
  • Lucas Sandoval.
  • Sí… y, a ver, en feis dijiste…
  • Sí, perdona. No. Mira, no te vayas. Sólo quiero decirte algo.
  • No quiero saber nada de ese hijo de puta.
  • Lo sé, lo sé. Abrí una cuenta falsa en el feis.
  • ¿Por qué?
  • Para que aceptaras mi amistad. Disculpa, estoy nervioso. Lucas desapareció.
  • Ese cabrón me debe 8 mil pesos.
  • No te preocupes por eso, Gema.
  • ¿Qué?
  • ¿Te debe dinero?
  • Sí.
  • ¿Cuánto?
  • 8.
  • Yo te pago.
  • ¿Neta?
  • Sí.
  • Yo te lo pago, pero déjame hablar contigo.
  • ¿Cuándo?
  • Pues, ahora.
  • Ahora, ¿me pagas?
  • No, ahora hablamos. Te pago después.
  • ¿Y cómo creerte?
  • Tengo palabra.
  • ¿Cómo la de tu hermano?
  • Mira, Gema. No sé cómo te llevabas con él, no sé lo que te hizo, pero quiero que sepas que en estas semanas de confinamiento, me di cuenta de algo:
  • ¿De qué?
  • Era buena gente.
  • No.
  • ¿No, qué?
  • ¿De qué te ríes?
  • ¿Por qué te ríes?
  • Bueno, ya. ¿Qué más?
  • Sólo explícame eso.
  • ¿Qué?
  • ¿Por qué la carcajada?
  • Lucas no era buena persona. Cuando anduvimos juntos se tiró a mi tía Katy.
  • No manches, ¿en serio? ¿Quién es Katy?
  • Sí. Y en mi cumpleaños.
  • Y en el baño de la casa.
  • ¿Para qué me quieres? ¿Por qué me contactaste?
  • Por dos cosas.
  • Ajá.
  • Saber si sabes algo de él.
  • No. La última vez que supe algo de él, me pidió ocho mil pesos.
  • Sí.
  • Eso fue hace tiempo.
  • Okey. Ya lo dijiste.
  • ¿Y la segunda?
  • Bueno, la más importante.
  • Ajá.
  • Quisiera, mira, quisiera ser amigo de Moi, mi sobrino.
  • ¿Qué?
  • ¿Qué pasa?
  • ¿Es broma?
  • No. Lo juro. Hace poco me enteré que se llama Moisés, por mí.
  • ¿Quién te dijo?
  • Lucas.
  • ¿Qué más te dijo?
  • Que tiene 10 años.
  • Pues, no.
  • ¿Qué pasa? ¿Dije algo que no?
  • ¿Ves?
  • ¿Qué?
  • Y tú diciendo que es buena gente.
  • Lo es, lo es.
  • NO.
  • ¿Por qué?
  • Mi hijo murió a los 2 años. Poco después de que tu hermano se largó.
  • ¿Es neta?
  • Sí.
  • Perdona. ¿Qué le pasó?
  • Un problema congénito.
  • Perdona.
  • ¿Qué se le va a hacer?
  • Yo quería, de verdad, yo quería…
  • ¿Tienes otro hijo?
  • ¿Y para qué lo quieres?
  • No sé, para ser su tío.
  • ¿Hablas en serio?
  • Sí, puedo ser su tío.
  • No.
  • ¿No tienes o no quieres?
  • No quiero, ¿cómo crees? Es muy raro eso. Me saca de onda.
  • Perdón.
  • Está bien.
  • Era para/
  • No importa.
  • ¿Entonces?
  • No me la voy a sacar.
  • No, el varo. ¿Cómo le hacemos?
  • Ah, ya. Te marco a tu cel y lo vemos.
  • Okey.
  • Gracias, Gema.
  • De nada.

Gema sale de reunión al igual que Moisés.

Moisés marca desde su cel.

II

Moisés y Gema

  • Muchas gracias por estar aquí, Gema.
  • N’ombre. Para nada.
  • De verdad, gracias.
  • Es un placer. ¿De qué quieres hablar?
  • De lo que tú quieras.
  • No, no lo creo.
  • Sí, por favor.
  • No, así no va a funcionar.
  • ¿Por?
  • Tú me pagas por estar aquí. Yo con gusto te escucho.
  • Bueno, pero puedes hablar de cosas.
  • No, gracias. Yo te escucho, en eso quedamos.
  • ¿No quieres realmente estar aquí?
  • No, sí. Sí quiero. No te confundas.
  • Pero lo haces por dinero.
  • Pues sí, Moisés.
  • Si no te pagara, no estarías aquí.
  • Pues no, Moisés.
  • ¿Dónde estarías?
  • Viendo Netflix. No sé.
  • Bueno, eres honesta.
  • Por lo menos no me mientes.
  • No.
  • Está bueno. Quiero hablar de Lucas.
  • De lo que quieras está bien.
  • No aparece.
  • ¿Quién?
  • Lucas. No lo encuentro.
  • Lo siento.
  • Fui a su casa. Simplemente desapareció. Hablé a sus contactos. Nada. Fui a los hospitales aledaños. Nada. Fui a la Semefo. Nada.
  • Chale, qué mal.
  • De la chingada, Gema. De la chingada.
  • ¿Y si se fue la ciudad?
  • Imposible. Estaba haciendo la cuarentena.
  • Fuiste a ver a los enfermos.
  • Fui a ver a esos putos enfermos.
  • Oye, no.
  • ¿Qué?
  • No les digas así.
  • Sí. No es eso.
  • Pero no les digas así. Mi tío Chema murió por ese virus y era muy buena gente.
  • Perdón, ¿era hipertenso?
  • ¿Dónde más lo buscaste?
  • Debo decirte algo. Quiero que sepas algo de mí.
  • ¿Qué?
  • Algo me pasó.
  • ¿De qué o qué?
  • Cuando buscaba en uno de los hospitales a Lucas.
  • Sí.
  • Pues, me tocó ver en urgencias a un hombre que había sido atropellado… Llegó en una ambulancia. Los paramédicos lo bajaron y lo ingresaron. Cuando pasó, a unos cuantos metros de mí, me percaté que una línea de sangre muy delgada dejaba un rastro en el suelo. La camilla se alejaba y yo veía los metros de hilo rojo en el piso. Yo, yo. Pues estoy jurado, pero por un momento quise, con todas mis fuerzas, darle una lamida al suelo.
  • ¿Lamer el suelo del hospital?
  • Sí.
  • ¿Neto?
  • Sí.
  • Ah.
  • ¿De qué te ríes? Oye, es algo íntimo. No te pago para que te burles de mí.
  • ¿Cómo no quieres que me ría?
  • No es gracioso. Es algo, es algo/
  • Sí, es gracioso. Perdona. Pero sí es gracioso.
  • Oye, oye. Es en serio.
  • ¿Es en serio?
  • Sí.
  • ¿En serio? ¿De verdad?
  • De verdad.
  • ¿Puedo expresar mi opinión?
  • No.
  • ¿Por qué?
  • Sólo quiero alguien que me escuche.
  • Una pregunta.
  • Sí.
  • ¿Por qué no contratas un psicólogo? Tengo un tío…
  • ¿El tío Chema?
  • No. Él está en el Panteón Jardín.
  • Sí. Perdón. Se murió. Sí.
  • Es mi tío Ramón. Él es psicólogo y cobra más barato que yo. Mira, a mí no me conviene, pero te lo digo en buena onda. Creo que necesitas hablar con un profesional.
  • Tú eres una profesional.
  • No soy profesional.
  • Pareces profesional.
  • Trabajo en Banco Azteca. ¿Qué de profesional tiene ese banquito cutre?
  • Me cagan los bancos.
  • ¿De dónde sacas que soy una profesional?
  • Te quiero a ti, no a tu tío Ramón.
  • Pero ni siquiera me dejas opinar.
  • Bueno, está bien.
  • ¿Qué?
  • Opina.
  • Opina, opina.
  • Ok. Mira, Moisés. Yo sé que en el fondo, eres buena gente. Me pagaste la deuda de tu hermano y querías genuinamente conocer a tu sobrino. Te creo. Eso no está en duda. Eres un hombre bueno. Pero, ¿qué pedo contigo? No mames, Moisés. ¿Qué es eso de la sangre? ¿Del hospital?
  • Me gusta la sangre, qué quieres.
  • ¿Bebes sangre?
  • Ahora no. Estoy jurado.
  • ¿Jurado, cómo?
  • Me vi con Lalo por zoom, el de la parroquia, para jurarme.
  • ¿Quién es Lalo?
  • El cura.
  • ¿Y ese cura, qué?
  • Pues, nada. Él sabe que soy vampiro.
  • A ver, el cura sabe, ¿vampiro?
  • A ver, Gema, concéntrate.
  • Es que todo es muy/
  • Sí, soy vampiro. Ya, supéralo. Necesito la sangre. Es algo, es algo/
  • Ramón es bueno. Deberías hablar con él.
  • A ver, me vale verga Ramón.
  • No, no, no.
  • ¡Yo te quiero a ti!
  • No voy a permitir que te pongas grosero.
  • Es que no me escuchas.
  • Pues es que no es fácil, sí, está bien, me pagas, pero estar escuchando ese tipo de cosas, pues mira, no soy una planta de interiores. Te pones a hablar esas cosas, pues yo tengo que reaccionar. ¿Qué esperas? ¿Que ponga cara de profesora?
  • Sí. De maestra de secundaria.
  • No puedo.
  • De maestra de civismo.
  • No puedo poner cara de maestra de civismo.
  • ¿Por qué?
  • No puedo.
  • Sólo escucha y ya.
  • Estás más pendejo que Lucas.
  • ¿Qué?
  • No, nada.
  • ¿Qué fue lo que dijiste?
  • Nada.
  • Te escuché.
  • Bueno, ya perdón.

Moisés sale de la reunión.

  • Moisés. Moisés. Chale…

Gema sale de la reunión.