Pausa Activa

Apúrense.

Conserven la calma.

Siempre a la derecha. A LA DERECHA.

No se devuelvan por nada.

Sáquese las manos de los bolsillos.

RÁPIDO, SEÑORES.

Los ascensores ya estaban bloqueados y al asomar la cabeza por el vacío de las escaleras, se podía ver el gusano de gente bajando en una fila finita, rítmica y colorida.

Los cuerpos sonaban: tacones, suelas de goma, pulseras, tos, llaves, palabras. Pocos rostros visibles.

Alguien preguntó si era un simulacro o de verdad, porque sí olía a quemado. Un hombre

ronco contestó que sí, que él desde las 7 había sentido el olor y que se le hacía raro que la evacuación del edificio hubiese tardado tanto, “ya son las 11”. Una mujer lo desmintió: ella había llegado a trabajar pasadas las 8 y vio cómo los camiones de la Defensa Civil y Bomberos parquearon sin sirenas, se tomaron fotografías institucionales junto al jefe de brigadistas del edificio y firmaron formatos.

Guarden silencio.

Rápido. RÁPIDO.

Cuidado al pisar.

En caso de mareo, agárrense de las barandas.

Exigía concentración: bajar 6 escalones, girar, seguía un descanso, otros 3, girar, 6 escalones, descanso, girar y otros 6, rectángulo perfecto. Al levantar la cabeza, solo se veían paredes amarillentas, avisos descoloridos de CAMINE NO CORRA y cajuelas vacías de primeros auxilios. Vacías.

En el primer piso esperaba el comité de chalecos rojos: fotos y sonrisas mientras señalaban el punto de encuentro y lanzaban felicitaciones por la estupenda reacción de los casi mil empleados en el simulacro.

El tiempo de espera para subir al ascensor fue mayor, pero con prisa por cumplir el trabajo urgente del día de un vetusto edificio gubernamental de la capital colombiana. [ C ]