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Entre la nonagésima conmemoración de su nacimiento, el año que concluye, y la décima de su partida, el año venidero, la poesía del diplomático, poeta, traductor y ensayista sigue vigente y será siempre recurrente entre generaciones. La presente selección corre por cuenta de su colega, amigo y prosélito Jorge Valdés Díaz-Vélez. [ C ]
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Basora
En esta nueva rigidez del aire
se detienen los cuerpos y las horas.
Nada transita y en la madrugada
nada se escucha. Está desierto el día
y no hay risas ni pájaros ni cantos.
A lo lejos, las torres de un Bizancio
que era y no era la ciudad de siempre,
borraban sus perfiles
en la niebla rojiza y enemiga.
Pero nada se mueve, no se escuchan
los gritos de soldados vencedores
ni el estertor del afligido viento
ni el lamento sin fin de la derrota.
Las llamas arden pero no iluminan.
La noche es turbia y en silencio pasan
los hijos de un verano sin sonidos,
de un principio de otoño acogotado.
De lo que nos dijeron poco es cierto:
una aurora del mar, la luz violácea,
los besos en la tarde
y las caricias que otorgó la vida.
El fuego va acabando y no sentimos
el prudente calor de su rescoldo.
No agita el aire las banderas rotas.
En el silencio de la nueva aurora
sabemos que la apuesta está perdida.
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Para la abuela que hablaba con pájaros
creyéndolos ángeles
I
La Abuela abría las puertas de la mañana;
entraba el sol por el balcón cerrado
y un rayo se pegaba a sus gafas solares.
El día andaba ya por los corredores
abrillantando las plumas del pájaro ciego,
jugando un rato con los peces anhelantes
en su marecito engañoso,
y con el caracol de filos negros
en su playa de cristal.
La claridad giraba por los cuartos vacíos
y se escondía entre las cortinas.
De las gafas de la Abuela brotaba el día
y bajo mi cama se enroscaban los vientos.
Cerraba los ojos y regresaba al sueño.
Las sábanas me daban una noche que sólo existía ahí
y que se prolongaba por unas horas,
mientras la mañana maduraba
y se caía a pedazos en las calles de color naranja
y en el cielo azul y tonto de los trabajos para vivir.
II
Un polvo limpísimo, casi más fino que el aire de esta mañana,
se levantó cuando abrimos la tumba de la Abuela.
La caja se deshizo, y el cráneo que tenía aún su blanca
trenza
cayó con tanta gracia, que la tierra se negó a entrar en él.
¡Quién lo dijera!; tú que tanto temías morirte sola
has pasado diez años en la tumba hablando con tus ángeles,
percibiendo las voces de tantas insolentes primaveras.
“La muerte es grande” dices, y la vida se concentra en tu
trenza.
No hemos perdido nada. La mañana sigue entrando a la
casa;
entrando sin cesar.
Si nada cesa tú nunca cesarás.
La muerte grande te besó en las mejillas
y nosotros lloramos y reímos.
Estábamos contigo.
Tu memoria no se detuvo nunca.
Hugo Gutiérrez Vega (Jalisco, México, 20.FEB.1934 – Ciudad de México, 25.SEPT. 2015) fue agregado cultural en Roma; consejero cultural en Londres y España; ministro de asuntos culturales en Washington; cónsul general de México en Río de Janeiro y Puerto Rico, y embajador en Grecia. En 1976 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes. Su obra reunida fue publicada por el Fondo de Cultura Económica en 2001. Recibió numerosas condecoraciones y doctorados honoris causa, así como la Medalla de oro de Bellas Artes. Fue catedrático de la UNAM y maestro visitante en universidades de distintos países. También fue miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua y miembro correspondiente de la Real Academia Española. Su poesía ha sido traducida a doce idiomas. Dirigió La Jornada Semanal, suplemento cultural del periódico La Jornada. Algunos de sus libros de poesía son Desde Inglaterra (1971), Resistencia de particulares y Samarcanda y otros poemas (1972), Cuando el placer termine y Cantos de Plascencia (1977), Poemas para el perro de la carnicería y algunos homenajes (1979), Meridiano 8-0 (1982), Cantos de Tomelloso y otros poemas (1984), Georgetown blues y otros poemas (1985) y Por favor su currículum (1986). Bazar de asombros (Tomos I y II, 2000 y 2001, respectivamente) reúne su extensa obra en prosa fundamentalmente conformada por ensayos de crítica literaria, conferencias, memorias, crónicas periodísticas, etcétera.